VII. Navidad.

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Halloween paso como un recuerdo borroso, la preocupación de los maestros ante la clara desaparición de algo valioso creo ansiedad en los alumnos. Las serpientes solo miraban al heredero Potter comer con tranquilidad mientras los demás temblaban al saber que se había robado.

Pero las serpientes de mantuvieron calladas cuando notaron las miradas que le daba Malfoy que eran calladas con una sonrisa ligera de Potter. Las serpientes solo callaron aunque sospechaban quién era el culpable de todo el alboroto.

Loa meses pasaron y por fin era navidad. Todos estaban ansiosos por volver a ver a sus familias, en especial aquellos que era su primer año en Hogwarts. Lechuzas y niños de un lado a otro era todo lo que se podía mirar en Hogwarts; La navidad era una época donde todos querían estar en compañía de su familia y seres queridos.

—¿Donde firmó?—Pregunto con una sonrisa Harry mientras se acomodaba enfrente de un muy confundido Snape, el cual no se esperaba aquella reacción del niño, quién parecía dispuesto a todo menos a irse de el lugar.

Aunque teniendo en cuenta tenía un gran grado de desnutrición y que por lo menos aquí no iba a ver la cara de Petunia, hasta Snape lo comprendía en cierto punto. Aunque no lo esperaba tan Pronto.

—Señor Potter— Arrastró sus palabras mientras agarraba los papeles y ponía cierta distancia entre ellos dos— Apenas la lista sea puesta en la tabla de noticias usted puede poner su nombre— Avanzo mientras sentía como el niño lo seguía, confundido se giro a encararlo— ¿Que desea Potter?

—Poner mi nombre en la lista—Dijo obvio haciendo que Snape odiara con todo su ser ese momento en el cual le recordó a el bastardo de su padre, más con esa sonrisita de lado y esos ojos juguetones que siempre acompañaban al cerdo de James— Usted me dijo que tan pronto como la lista esté ahí puedo poner mi nombre. Si mi intuición no me falla eso que lleva en sus manos, son nada más que los papeles que yo ocupo para quedarme.

Y Snape lo miro admirando por primera vez a Harry bajo una luz que no era la de sus padres. Por primera vez no vio la arrogancia y picardía de James Potter, aquella que tanto odió, tampoco miro la dulzura e inteligencia de Lily Evans, esa que tanto amo.

Miro a un niño de ojos verdes brillando en astucia al saber que su lógica no podía ser negada. Vio a una muy astuta serpiente que sabía que cartas mover para ganar en la vida. Vio a un niño que sabía que aveces confiar en los instintos era una buena herramienta, vio a un niño que había aprendido a sobrevivir.

Ahí solo vio a un Harry, alumno de Hogwarts. No vio a un Potter, no vio a un Evans, tampoco miro al salvador del mundo mágico, solo miro a Harry, su alumno.

—Tenga— Le dijo extendiendo los papeles en su dirección— Entre más rápido se anoté en la lista, menos tiempo me quita.

Y antes de poder arrepentirse ( Por qué maldición, el mocoso tenía sangre Potter en las venas y los problemas le seguirán), Harry ya estaba poniendo en una letra muy bonita su nombre en la lista de Navidad.

—Muchas Gracias por su tiempo Profesor—Y ahí estaba de nuevo la sonrisa de Lily que creyó jamás volvería ver, con toques que solo Harry podría darle.

Se fue, seguido de ese gato, que nunca lo dejaba ni siquiera en las clases, pero que nunca hacía ruido alguno. Y cuando miro como su ahijado le reclamaba algo, mientras Potter reía, no pudo evitar pensar que este sería el primer Yule en el cual los Malfoy no tendrían a su hijo con ellos.

Pues no creía que su ahijado estuviera muy entusiasmado por dejar a Harry aquí solo mientras el se iba del castillo para vivir en el lujo. Lo podía juzgar por la manera en que el rubio parecía tener una mirada determinada en el rostro.

*Editando* Lullaby (Tomarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora