Capítulo VII

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Días después, el Krypto llegó a Irlanda.

Kara aún estaba en la cama, devorando los periódicos británicos, varios de los cuales contenían artículos sobre ella. Era una experiencia extraordinaria verse por primera vez retratada en la prensa como una celebridad. Sin embargo, en su caso la fama le había llegado debido a su asociación con Lena. La describían como «la nueva compañía de la irlandesa millonaria», la «tía sexy de Lexa» y «la oveja negra de la Familia». Su fascinación sólo se desvaneció cuando leyó un inquietante párrafo que sugería que su familia le había dado la espalda por su comportamiento promiscuo.

Lena entró en el camarote vestida con un traje propio de una CEO que le sentaba como un guante. Se decía que tenía la capacidad de electrizar una habitación cuando entraba en ella, y Kara no era precisamente inmune a aquel efecto.

—Llevo cuatro horas trabajando, pero me basta mirarte una vez para desear volver de cabeza a la cama —dijo Lena con voz seductora mientras se acercaba a ella.

Kara sintió un cosquilleo de anticipación por todo el cuerpo. Pero sólo se trataba de sexo, se recordó por enésima vez.

Con un murmullo de impaciencia, Lena tomó los periódicos de la cama.

—¿Aún no has aprendido? Nunca se leen las noticias que aparecen sobre uno mismo. Pago a mis abogados para que la lean por mí —arrojó los periódicos al suelo—. No me ha gustado nada lo de tu comportamiento «promiscuo». Algún periodista debe haberte confundido con tu hermana Alex, y la próxima semana aparecerá publicada una disculpa oficial.

Kara se quedó boquiabierta.

—¿Estás diciendo que has presentado una queja?

Lena se encogió de hombros y se quitó la chaqueta. Luego se sentó en el borde de la cama, se quitó las zapatillas y se volvió a mirar a Kara con una expresión ligeramente burlona.

—Sigo convencida de que esa faceta tuya sólo la conozco yo.

—Pues te equivocas —protesto Kara.

—Hablas mucho —dijo Lena sin dejar de mirarla—. ¡Pero en la cama no sabes hacer nada hasta que yo no lo hago primero!

Colorada como un tomate, Kara le dedicó una mirada furiosa.

—Supongo que pensarás que esa clase de comentarios me hacen gracia, ¿no?

—No, pero es muy entretenido comprobar que, mientras otras mujeres se esfuerzan por minimizar el número de amantes que han tenido en el pasado, tú te empeñas en engordar la cifra…

—¿Por qué te estás desvistiendo? —preguntó Kara de repente al hacerse consciente de que Lena seguía quitándose la ropa.

—Veo que, a pesar de tu promiscuo pasado, tu mente sigue tan virgen como la nieve. ¿Acaso no he conseguido corromperte en ningún aspecto? —dijo Lena burlonamente a la vez que quedaba en ropa interior.

—Oh... —Kara sintió de inmediato un revelador y cálido cosquilleo entre las piernas al ver a la CEO en su ropa de encaje negro.

—Oh... —repitió Lena a la vez que se tumbaba junto a ella y la atraía hacia sí.

Cuando los dedos de Kara encontraron y rodearon su intimidad, Lena dejó escapar gemido de aprecio.

—Oh, sí. Sin duda superas al descanso para el café, Cariño.

Aquel comentario hizo dudar un instante a Kara, pero lo cierto era que encontraba irresistible la espontaneidad y el apetito sexual de Lena. Su sensual boca sobre la de ella era como una marca que ardía para crear una llama que nunca llegaba a apagarse del todo. Por mucho que la besara nunca tenía bastante.

El dulce sabor de la venganza (Adaptacion Supercorp) COMPLETA...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora