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Khea:

Me desperté después de unas horas, aún estaba abrazado al rubio que seguía durmiendo, me levanté con cuidado para no despertarlo, bajé a la cocina y preparé dos cafés, busqué una bandeja, puse todas las cosas para tomar desayuno y subí nuevamente a la habitación.

Cuando entré a esta, Joaquín ya estaba despierto, al verme se sentó en la cama y me sonrió, me senté a su lado y puse la bandeja entre nosotros.

Dormimos como cuatro horas -habló el rubio y seguido de esto, soltó un bostezo-

Uh, lo bueno es que pudiste descansar bien, perdón por venir tan temprano -le di su taza para después agarrar la mia y beber de esta-

No pasa nada, de todas formas dormí lo mismo de siempre y fue mejor que de costumbre, ya que estabas aquí -apoyó su cabeza en mi hombro y comió un poco de pastel-

Llevé mi mano libre hasta su pelito para hacerle cariños, disfruto tanto tenerlo conmigo, me causa mucha tranquilidad.

Amor, a veces creo que los demás tienen razón -hablé casi en un susurro y me quedé mirándolo-

¿A qué te refieres? -levantó su cabeza un poco para poder mirarme-

Es algo que vengo pensando hace unos días -iba a continuar hablando pero el sonido de mi celular me interrumpió- espera un poco.

Me acerqué a la mesita de noche para tomar mi celular y ver quien me llamaba, en la pantalla pude leer el nombre de Mateo, al instante contesté.

Truenito:

Hola bebé, ¿a qué
hora vendrás a mi
casa?, con los
chicos ya estamos
cansados de esperarte.

Ay, se me había
olvidado que hoy
nos íbamos a juntar,
estoy en la casa del
Joa, ¿puedo invitarlo?

Sí puedes, te tengo
en alta voz y todos
estamos de acuerdo,
así que, ahora corran
porque ya debemos irnos.

Corté la llamada y volví a dejar mi celular donde estaba antes, el chico a mi lado se volteó para mirarme mientras comía pastel.

Eran los chicos, quedamos de juntarnos hoy para ir al lago, ¿quieres ir con nosotros? -me acerqué mucho más a él y esperé su respuesta-

Sí quiero ir, ¿estás seguro que no les molesta que vaya? -me miró durante unos segundos y después apoyó su cabeza en mi hombro-

Joa, mirame -lo tomé de ambas mejillas e hice que me mirara- bebé, obvio que estoy seguro, le agradas a todos, ellos también quieren que vayas.

Está bien, sí te creo -se acercó a mi rostro y sus labios dejaron un corto beso en mi mejilla, después se levantó de la cama para buscar ropa limpia-

Supuse que el desayuno terminaría ahí, agarré la bandeja con las cosas y las llevé hasta la cocina, limpié todo lo que habíamos usado y ordené un poco el desastre que Joaquín tenía, terminé con eso y volví a la habitación, guardé mi celular en uno de mis bolsillos y caminé hasta el baño, toqué la puerta antes de entrar ya que, el rubio se encontraba dentro.

Está abierto, pasa nomas -escuché que respondió y abrí la puerta-

Lo vi terminando de arreglarse frente al espejo, me acerqué hasta quedar detrás de él y lo abracé por la cintura mientras apoyaba mi cabeza en su hombro.

Si te lastimé; KayneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora