Al salir de mi trabajo, de inmediato fui a casa. Era una de las noches más hermosas de aquel mes, las calles estaban solitarias y tranquilas, muy pocos autos rondaban por las calles. Lo único que alumbraba las calles era la luz de luna y un par de postes de luz. Camine hasta casa, no quise ir en mi bicicleta.
Al llegar, deje mi bicicleta en su lugar y entre a casa.
Todo estaba en silencio, el único ruido que se escuchaba en la casa entera, era un reloj viejo y muy grande.
Al estar adentro, deje mis llaves en la mesa de entrada, camine hacia la cocina y mire todo atentamente, tenia mucho hambre, así que mi cuerpo respondió por si solo acercándose a el gran refrigerador de dos puertas; abrí la puerta y al ver lo que tenía en frente, mis ojos brillaron de felicidad. Había todo tipo de comida, y el espacio dentro era tan grande que cabían dos elefantes enteros. A pesar de ver toda esa comida, mis ojos se posaron en el Pay de zarzamora que me seducía para que lo comiera, así que lo tomé, y lo guarde en un pequeño topper con tapa y una cuchara.
Al tener todo listo, mirando hacia la ventana, decidí moverme, saliendo de la casa con mis llaves en el bolsillo y dirigirme al parque en mi bicicleta que no estaba lejos.
Al comenzar a pedalear el viento caía en mi rostro con una leve fuerza y una suave calidad, la luz artificial alumbraba el camino, sin embargo, aun se veía sombrío.
Al pasar por un par de calles, por fin llegue al parque.
Había juegos para niños, que se encontraban en un buen estado. Estacione mi bicicleta y le puse el candado. Después, me subí a uno de los columpios.
Una vez ahí, con el pay en la mano y la cuchara, mire a mi alrededor, el ambiente era muy tranquilo, y había un calor que acorrucaba. Voltee a ver hacia arriba y pude admirar una obra de arte, puesto que se encontraba un cielo lleno de estrellas, demostrando lo hermoso que se veía. Mientras disfrutaba la vista, decidí comer el pay, ya que era el momento perfecto de hacerlo; metí a mi boca una cucharada con el pay, y una vez sacando la cuchara y saborearlo, mi paladar comenzó a sentir mucha satisfacción, sentía un cosquilleo invadir mi mandíbula, el sabor era exquisitamente delicioso.
Disfrutaba el ambiente, la tranquilidad, el cielo y mi comida.
Al terminar el pay, deje el topper y la cuchara en la canasta de la bicicleta. Estaba relajada y cansada por el pesado día de trabajo, así que me recosté en la resbaladilla mirando hacia el cielo.
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Dure un largo tiempo admirando las relucientes estrellas, y mientras cada minuto pasaba, el calor me envolvía más y más en sus brazos, siendo el causante de quedarme dormida.
-Disculpe señorita-Se escucho una voz de una mujer a lo lejos, algo que me intrigaba y me molestaba.
Abrí mis ojos para tener una respuesta coherente por aquella voz, y lo primero que vi fue un cielo azul frente mío, lo cual no duro mucho, ya que había demasiada luz que me cegaba, ocasionando que tapara mi rostro con mis manos rápidamente.
