Recuerdo a Thomas y de como después me enamoré de él. Cuando lo conocí, fue como una obra de teatro; la primera vez que fui a una, me enamoré completamente.
Todo comenzó en enero, era el día de clases después de las vacaciones de invierno. Las primeras dos horas nos tocaba Filosofía, con la profesora mas abominable del plantel junto a su clase tediosa.
Durante la noche anterior, me quedé mirando una serie que sin duda era muy buena. De aquellas series que son tan buenas que te enganchan, a tal grado que habías prometido solo ver un episodio, pero terminaste toda la serie. Debido a ello, solo dormí pocas horas.
La voz de la profesora Clive llamándome, resonó por todo el salón de clases, haciendo que despertara de golpe.
Su voz era tan irritante, que causaba dolor de cabeza a cualquiera que la escuchara hablar.
Todos en el salón me miraban, algunos con molestia, otros con lástima y muy pocos me veían sin expresar nada.
Charlotte estaba sentada a un lado mío, al igual que los demás, me miraba preocupada.
-¿Qué cree que hace, señorita Butterfield?-Poco a poco y paso a paso, la profesora se acercaba a mi.
En su rostro pálido y delgado una mirada penetrante se hacía presente, sus pasos eran amenazantes, y su postura firme. A cada paso que daba, lentamente me hacía menos.
La profesora Clive y yo jamás tuvimos una buena relación. Sin embargo, nuestra relación empeoró cuando encontré a la profesora acosando a un alumno. Por mi propia cuanta decidí no decirle a nadie para evitar problemas, pero aún así, ellos llegaron a mi.
Un día la profesora Clive se enteró que yo sabía sobre su secreto, así que me amenazó diciéndo que si le decía a alguien sobre el asunto iba a acudir a medidas extremas con mi calificación. Pasaron varias semanas y la profesora no me hizo absolutamente nada, y todo volvió a la normalidad poco a poco. Un día me llamaron a el Departamento de Orientación, al estar ahí me explicaron las cosas culpándome donde yo había amenazado a la profesora Clive de cosas que no habían sucedido.
Desde ese día por aquella situación, la profesora y yo hemos tenido problemas tras problemas. Se volvía irritante con el paso del tiempo.
-¿De nuevo causando problemas en mi clase?-La profesora se veía enfadada.
-Disculpe profesora por mi mal comportamiento. Lo que pasa es que en la noche no dormí nada, y si lo sumo con su clase larga y aburrida, da un resultado de dormirme- Contestándole segura de si misma.
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En el salón comenzaron a escucharse unos cuantos murmullos y una que otra risa burlona. No era la única que detestaba a la profesora.
-Ya estoy harta de usted y de su mal comportamiento. Fuera de mi clase y vaya directo a la dirección-Señalo la puerta con su dedo índice, pero sus ojos de un color negro intenso aún me penetraban con furia.
