Capítulo 11: LA SUAVE BRISA DE LA LIBERTAD

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EDWARD

Habían transcurrido más de tres semanas desde que me arrestaron. Hoy Bella debía estar graduándose. Quisiera estar allí con ella, verla recibiendo su diploma.

Mi preciosa Bella. Pronto estaré contigo, trabajo en ello.

—Masen tienes visita— me anunciaron. Seguramente el obeso abogado que Jenks me había enviado. Parecía un cerdo listo para el matadero. No me interesaba su defensa pero tenía que aprovecharlo.

—Que tal Masen, traigo una hoja de confesión que te envía el fiscal. Vamos a discutir esto. Te están achacando más de 10 muertes ¿Dónde estuviste los meses pasados?— preguntó.

—No voy a firmar nada. Si quieren condenarme que investiguen. Oye necesito que me tramites una petición. Quiero entrar a algún taller, tú sabes, me vuelvo loco en esta celda, solo veo el cielo una hora al día— soltó una carcajada.

—Te van a mandar a la silla eléctrica y tu quieres aprender ¿Mecánica, carpintería?— se burló.

—Se supone que eres mi abogado, deberías ser más positivo. Siempre quise aprender a tallar madera— le sonreí

—Eres un zorro Masen, sin tu confesión el juicio podría durar un año entero. La primera audiencia es en dos semanas, si firmas. Si no, nos iremos a juicio. Va a ser público, muchas cámaras, reporteros. Tienes buena acogida entre la gente. Tramitaré tu petición aunque me parece una pérdida de tiempo— se fue vociferando.

Pérdida de tiempo es esperar el juicio, yo necesitaba estar junto a Bella pronto y tenía una idea de cómo salir de este hoyo.

.

Pasaron dos meses hasta que aceptaron mi petición para poder incluirme en un taller.

Pero diablos, no era el que yo quería, pedí mecánica y me enviaron a ebanistería. Algo se podría hacer de todas formas.

Me apliqué en aprender, quería ganarme la confianza del jefe de taller, un tipo duro llamado Kebi.

—Buen trabajo— dijo mirando el cabecero torneado que había terminado.

—Gracias— respondí.

—Tienes habilidades, creo que podría encargarte un pedido de la Jefa del penal. Se trata de un caballito de madera para su hijo. Pero será de una madera muy dura, ella quiere que el juguete le dure para toda la vida.

—Sería un placer— dije sin sonreír.

Un trabajo especial significaba algún tiempo sin supervisión, al menos unas horas sin un guardia a mi lado como siempre.

Regresé a mi celda a planificar bien mi estrategia y a buscar un lugar bueno para esconder algo. Sería difícil porque hasta mi colchón era constantemente cambiado.

— ¡Masen!— era el abogado gordo otra vez. –Oye la primera audiencia es mañana, hay radios que transmitirán en directo. Tenemos que ensayar la defensa, no me has prestado atención todos estos días que he venido a verte—se quejó.

—Está bien. Tienes mi atención—lo miré, era un obeso asqueroso.

—Aleluya. Las primeras preguntas serán a testigos, según los interrogatorios, hay cinco cajeras y dos gerentes que van a atestiguar. Como sabes no hay rehenes vivos, así que la tenemos difícil— sentenció.

—No entiendo que es lo difícil. Si hay testigos es mejor ¿No? Aunque tú no lo creas no fue mi banda la que hizo esos asaltos. Eres mi abogado se supone que debes creerme—le sonreí.

—Lo siento, todo mundo dice que no fue. Jenks me advirtió que eras legal…— soltó una risotada. Le patearía los huevos si no fuese porque necesitaba un abogado para sentarse conmigo en el juicio.

ENEMIGO PÚBLICO -Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora