BELLA
Me mantuve tensa todo ese día, casi daban las cinco de la tarde, yo seguía caminando de un lugar a otro en la pequeña salita.
Mis manos no dejaban de temblar, quería salir corriendo y avisarle a Edward pero sabía que en la entrada del departamento estaban dos policías cuidándome.
La puerta se abrió, eran Jake y Sam. Venían armados.
—Bella, tenemos que dar un paseo, no tengas miedo, no te expondremos demasiado— Jake me sonrió pero yo no pude corresponderle.
—Pero…
—Tranquila, en una hora todo habrá terminado— Jake trató de abrazarme pero retrocedí.
—Está asustada, no deberíamos hacer esto— Sam me tomó de una mano y me llevó a la mecedora.
—Es necesario Sam, lo siento tanto Bells. Es lo último que te pediré.
No podía hacer nada en este momento. Pero si no encontraba la forma de avisarle, Edward caería en la trampa de Jake y todo por mi culpa.
Salimos de casa. En la patrulla vi dos maletas que no eran mías.
Al llegar al parque Ellis mi corazón ya estaba enloquecido. Yo no podía hacer esto. Edward confiaba en mí, vendría a buscarme y lo atraparían por mi culpa, una vez más.
— ¡No!— grité cuando abrieron la puerta.
—Vamos Bells, por favor. No te pasará nada. Tenemos el parque rodeado, hay cinco francotiradores en los edificios. No te llevará— Jake acariciaba mi cabello.
Salió del auto con las maletas y me dio una mano para bajar.
Yo estaba aterrada, si veía morir a Edward jamás me lo perdonaría. Debía buscar la forma de escaparme, de avisarle. Pero con cada minuto que pasaba era más difícil.
—Por favor Jake, te lo ruego…— pedí llorando.
—Sé que tienes miedo pero te prometo que ese criminal no te va hacer daño. Vamos Bells, sé valiente. Tu padre estaría orgulloso de ti— me dio las dos maletas y me señaló una parte del parque que estaba desocupada, parecía que la poca gente que había eran todos policías.
Los jardineros, los de limpieza, incluso un mendigo que permanecía sentado en medio del parque estaban disfrazados. Todos se levantaron cuando Jake y yo llegamos.
Caminé unos cuantos pasos, llevaba las maletas en mis manos. Me senté en una banca muy cercana a la avenida. Jake y Sam corrieron a la vereda de enfrente y entraron en un establecimiento.
No podía evitar llorar, sin querer mis lágrimas caían unas tras otras. Saqué un pañuelo para limpiarme.
Tal vez a los ojos de los policías debo parecer una mujer muy cobarde. Sin embargo yo lloraba porque estaba atrayendo a mí amor… quizás a su fin. No porque tuviese miedo que me rapten o me disparen. ¿Podría protegerlo? ¿Podría advertirle a tiempo?
Pasaron los minutos, una eternidad para mí. Cuando vi estacionarse un auto negro con lunas ahumadas, mi corazón se aceleró más, si eso era posible.
Lentamente el vehículo se detuvo frente a mí, quería correr y hacerle señales para que siguiera de largo. Pero me detuve, dese la vereda contraria, Jake caminaba con un arma en la mano.
Los vidrios del auto fueron bajando, poco a poco.
—Yo la llevaré señorita— escuché decir al conductor, un hombre entrado en años.
¡No era Edward! El alma me volvió al cuerpo.
—Gracias, pero no voy a ningún lado señor— respondí. Miré a los alrededores buscando otro auto.
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ENEMIGO PÚBLICO -Terminado-
Fiksi Penggemar—TERMINADO— (Mayores de 18 años, contenido sexual explícito) Todos los personajes le perteneces a S. Meyer, sólo la trama es original. QUEDA PROHIBIDA TODA COPIA SIN PERMISO DE LA AUTORA Introducción: Chicago, 1925, Edward Masen es un avezado asalta...