Capítulo 10

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Samantha:

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Samantha:

Unas semanas atrás la inseguridad en mi interior nunca se sintió con más poder como lo es ahora. Me soy sincera, creo que está comenzando a formarse adentro de mí con más fuerza, por culpa de un deseo. Si nunca hubiera conocido a ese hombre terco y maravilloso, nada de esto estaría pasando. No estaría combatiendo con los monstruos en mi cabeza. Estoy asfixiándome de solo creer que esto este caos está comenzado. La cuenta regresiva está a solo este día.

Abro mis ojos y después de un acalorado sol de primavera, el ocaso se despide como la única vez en la que puedo disfrutar esta noche. Mordí mi labio con desesperación y tomé mi cabello con rabia. Mis ojos se encontraban tan pesados después de la pelea con Thomas. En ninguno de nuestros años juntos ha pasado algo tan fuerte como esto o tal vez era lo suficientemente estúpida como para no darme cuenta de que esto siempre pasó.

Me senté sobre mi cama y me hundí en la miseria de volver a esa vida que deseo borrar, solo para quedarme en los brazos de ese hombre. Fueron muy pocos los días en tenerlo a mi lado, pero fueron tan intensos como su mirada. No cambiaría ninguno de mis errores porque por primera vez siento que puedo hacer de mi vida, lo que soy, un alma libre.

—Sam —Tocó la puerta con un leve golpe.

Su voz varonil es encantadora.

—Adelante —Tomé un poco de respiración y su presencia deslumbro mi mirada.

—¿Estás mejor, sirena? —Amaba cuando me nombraba de esa manera.

—Ahora si —Levanté la barbilla—. ¿Desea algo?

Negó con la cabeza y se sentó a mi lado, sonriendo. Nuestra cercanía era igual de intensa que siempre. Se logra sentir la exquisita tensión.

—¿Está preparado para irse? —Lo miré de reojo, pero él tomó la iniciativa y coloco su pulgar en mi mentón para que lo mirase directamente a los ojos.

—Tú estás preparada para irte conmigo —Negué con un tremendo desaliento.

—Estoy comprometida —Declaré con las lágrimas a punto de caer—. Ya está todo fijado.

—Sam, por favor —Suplicó de una manera tan profunda que tomé su mano sobre mi mentón y la aparté con delicadeza—. Te puedo dar una mejor vida.

—¿A qué precio? —Pregunté con tristeza.

—Ni siquiera yo tengo idea, solo creo que estarías mucho mejor a mi lado.

Negué en silencio.

—Pero sé que nunca me darás ese algo que quiero.

—Sam —Suplicó otra vez.

Carraspeé para tragar ese nudo en la garganta y me levanté de una de la cama.

—Tengo que ir a otro lugar, si me disculpa —Miré la pared y tomé una respiración profunda.

No culpes al deseo (disponible solo hasta el 18 de Marzo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora