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ANNE

Hoy es un día de locos, la boda de los Smith se acerca y es un día demasiado ocupado esta boda esta desbordándose, solo necesito que las flores estén ya no en camino como me informaron los de la florería (puede que para el fin de semana) me falta confirmar las pruebas de su calidad, es lo que pasa si dejas que un familiar del novio, que odia a la novia dice "yo te regalo el ramo" pero a pesar de eso, lo tengo y puedo con ello sólo que el pastel debería no cambiar de sabor cada vez que hablo con la novia, tal vez lo mejor para esta boda sea el tradicional compartido de dos sabores, pero en eso me distrae la puerta y no es cualquier persona es Matt mi Matt, bueno no debería llamarlo así.

—Hola, — dijo asomándose por la puerta.

—Hola, ¿Jenny te dejo pasar?

—Le dije que era una sorpresa no la tomes contra ella, esque oficialmente soy tu novio.

—Vaya también es mi culpa, le dije que si venias te dejara pasar no sé, para futuras ocasiones ya sabes.

—Sí, ahora lo sé.

—Y... no te ofendas pero ¿qué haces aquí?

—Ayer, se me olvidó dejarte mi acta de nacimiento, al menos una copia, — entre otras cosas es lo último en lo que pensé del porqué él estaba aquí.

—A pues gracias, el resto de tus papeles los he de tener... solo espera los tengo por aquí— y los busqué pero no estaban, vale mi escritorio era un desastre, en eso entró Jenny por la puerta.

—Ah hola... solo para informarte que la señorita Thompson (la novia) dijo que si quería al final el de Red Belvet que era definitivo.

—A gracias Jenny lo tengo —no pude evitar agarrarme la cabeza en cuanto Jen se fue. Y seguir buscando agarré cualquier sobre y lo metí con los demás papeles ya lo buscaría más tarde.

— ¿Día ocupado? —dijo sentándose.

—Algo, sé que torturar no se hace desde la inquisición pero de verdad esta novia...quisiera hacerlo.

El se rió como si hubiera dicho un buen chiste.

— ¿Ya comiste?—preguntó.

—Ah ¿qué?

— ¿Que si ya comiste?

—Ahhh... no.

—Ven vámonos, —dijo parándose.

— ¿Qué?

—Ya que es hora de comer, sabes que conozco el lugar exacto.

—Yo te lo agradezco, en serio pero no me puedo ir tengo demasiado que...

—Dime una cosa...

— ¿Que?

— ¿Eso seguirá ahí vayas a comer o no? —lo dice señalando todos los papeles.

—Mmm pues si.

—Bueno entonces vámonos.

No sabría como describir su mirada pero uno hacia lo que él diga... siempre, además de que estaba a un tramo entre mi índice y pulgar de que me rugiera el estómago y eso sería aún más vergonzoso. Pero continuó diciendo:

—Ven te llevaré a donde podrás gritarle a medio mundo sin que nadie diga nada y te garantizo que la comida es excelente.

Su oferta me tentó y tenía hambre así que agarré mi chaqueta.

—Vámonos. —él sonrió tenía una linda sonrisa, esta parecía mas verdadera.

Unos minutos después me hizo estacionar en el parking del estadio de soccer.

SE RENTA NOVIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora