El chico de la sombrilla roja. {01}

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Correr definitivamente no era una opción y tendría que quedarse a ver como el cielo prácticamente se caía sin piedad sobre el pobre chico que ansiaba llegar a casa para ver el final del anime que tanto estaba esperando y por obvias razones no deseaba perderse la transmisión en vivo, pero la señorita del clima había acertado por primera vez en lo que iba del año.

Por la mañana había estado escuchando los noticieros y la dichosa dama mencionó sobre una fuerte tormenta sobre Seúl, pero esperaba que esta vez fuera igual que el resto de las predicciones fallidas por lo que no cargó su paraguas con el fin de hacer menos peso -aunque esta pesara muy poco-

Su suerte se burlaba de él mientras tomaba su teléfono resignado para llamar a su madre y pedirle que grabara el programa. El teléfono sonó tres veces hasta que la dulce voz de su madre se escuchó al otro lado de la línea.

—Wooseoki, esperaba tu llamada después de que vi tu paraguas tirado frente a la puerta de entrada, ¿En qué estabas pensando?— Cuestionó su madre bromeando al mismo tiempo que continuaba haciendo la cena para ese día.

—Mamá, realmente no sé que me pasó, solo quería pedirte un pequeño favor—

—Si es por One Piece debes relajarte, acabo de pedirle a tu padre dinero de su tarjeta de débito para rentar el episodio, de hecho lo están transmitiendo justo ahora— respondió su madre con una sonrisa al escuchar un suspiro de alivio departe de Wooseok.

—No sabes cuanto te amo, prometo llegar a casa para ayudarte con la cena— respondió muy emocionado.

Aquel gusto por las series animadas unían a Wooseok con su madre; claro, dejando de lado que el azabache tenía un gran amor por su familia en general, tenía cierta preferencia con su madre, la mujer que le guió cuando dudaba por su preferencia por la chicas, la que le ayudó para reunir valor y declarar al resto de su familia sobre sus preferencias solo para darse cuenta que en realidad fue el último en confirmarlo cuando sus familiares ya se habían dado por comprendidos sobre su situación desde hace meses, cosa que le hizo sentir normal de nuevo, definitivamente su madre era la mejor mujer de este mundo.

—No te vayas a mojar; te puedes enfermar, puedes volver cuando termine de llover— Ordenó su madre sin deshacerse de su dulce tonalidad.

—Si tú lo dices, entonces te veo después— Acató el azabache.

—Si se empieza a hacer tarde puedes pedir un taxi por internet, pero solo si se te hace tarde—

—Si mamá, te dejo; ten cuidado al cocinar—  Advirtió el más alto mientras no podía dejar de sonreír.

—¿Con quién crees que estás hablando?— Respondió su madre fingiendo indignación.

—Mis más sinceras disculpas, disfrute del resto de tarde, gran chef Jung—

—Así será, hijo de la gran chef Jung— Concluyó su madre antes de cortar la llamada para poder seguir con sus actividades.

Wooseok por su parte volvió a colocar su teléfono en su bolso junto con las golosinas que había comprado para ver la serie junto con su madre. Y así comenzó su espera de nuevo deseando que la lluvia terminara pronto sin darse cuenta de que había alguien a un lado de él.

—La lluvia no parece querer detenerse— Mencionó un chico a su lado sorprendiendo al azabache que al verlo sintió un calor desbordante por todo su rostro, ese pequeño chico era muy lindo.

—Al parecer tienes razón, y para mi mala suerte justo hoy no tengo una sombrilla— Respondió nervioso intentando no revolverse en sus palabras.

—Para tu buena suerte yo traigo un paraguas y estoy dispuesto a acompañarte hasta donde se pueda— Sacó un adorable paraguas de un color rojo intenso.

—¿Estás seguro?— Preguntó observando al pequeño que abría el objeto mostrando una sonrisa de complicidad al notar que se había expandido por completo.

—Claro, pero creo que deberás llevarlo; eres muy alto, no voy a poder cubrirte— Respondió entregando el objeto, el azabache lo tomó con cautela y lo alzó lo suficiente como para cubrirlos a los dos.

Comenzaron a caminar protegidos por la barrera de plástico que se hizo sonar al compás de las gotas de agua helada. Ninguno hablaba, no tenían algún tema para comenzar a conversar además de que la lluvia hacía tanto ruido que sería complicado escucharse entre sí, aunque no faltaban ganas de comenzar a conocerse.

Los minutos pasaban hasta que llegó el punto en el que la calle se dividía en dos, las castas esperanzas de que tuvieran que seguir en el mismo camino estaban vivas dentro de Wooseok.

—Yo tengo que ir por aquí— Comentó el castaño decepcionando al más alto al caer en la cuenta de que debía ir por el lado contrario.

—Entonces debo regresarte tu sombrilla— Respondió comenzando a descender su brazo acercando el objeto al alcance del más bajo.

—Oh, no es necesario; mi casa está a unas cuantas calles de aquí, no soy de azúcar como para derretirme además de que gracias a mí ahora estás en medio de la lluvia, puedes quedártela y devolvérmela después— Contestó con una sonrisa sincera.

—¿Estás seguro?— Cuestionó nervioso.

—por supuesto, ahora debes apresurarte para llegar a casa, no querrás preocupar a tus padres— Concluyó para después darse la vuelta y comenzar a caminar por la calle correspondiente a su hogar no sin antes regalar una hermosa sonrisa al más alto y comenzar su caminata bajo la helada manta de agua.

Cuando se perdió de la vista del contrario, este comenzó su camino a su respectiva casa con una  sonrisa que le hacía lucir tonto y enamorado.

Cuando por fin logró divisar la entrada de su casa aceleró el paso soportando lo más que podía el dolor en sus pies y la incomodidad de tener los calcetines húmedos gracias a que en la caminata pisó accidentalmente un charco mojando sus zapatos de tela que no le protegieron en lo absoluto dejando que el frío líquido mojara sus preciadas medias, lo más triste era el sentimiento de traición hacia sus converse que al parecer no cumplieron con el objetivo de mantenerle calentito.

Ya en la puerta de su casa, enrolló la sombrilla y la colocó en el escurridor para después entrar en su casa quitando sus zapatos y sus medias para ponerse sus sandalias recién sacadas del calentador, al colocarlas sintió el cielo en las plantas de sus pies.

—Vaya, pensé que llegarías más tarde, ¿pediste el taxi?— Comentaba su madre que se acercaba con una toalla caliente en las manos para entregársela a Wooseok.

—Un precioso chico me prestó su paraguas y... diablos, olvidé preguntar por su nombre—

░ • Gracias por leer.
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Quiero dejar en claro que yo siempre uso guiones largos pero wattpad los cambia por cortos y eso me estresa mucho por que es una falta gramatical, no digo que tenga una ortografía perfecta, de hecho cometo muchas faltas muy feas pero me revienta que wattpad me cambie mis beshos guiones.

Ah, olvidé decir que espero que este sea mi primer Fanfic de más de cinco capítulos.

El chico de la sombrilla roja (Wooho)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora