Rompiendo el cascarón.

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En un bosque con una fauna exuberante, árboles vívidos y relucientes de vida, un huevo gigantesco yacia en medio de un terreno plano, sin ninguna vegetación en una circunferencia de 20 metros.

Sin embargo, más allá de esa área sin vida e inhospita, la vegetación se extendia a lo largo y ancho del bosque. Con animales inofensivos y pasivos merodeando de aquí y allá. En ciertas horas de la mañana, el canto de los pájaros se hacía sonar, dándole un toque más animado y encantador al bosque.

El césped colorido y saludable estaba lleno de pequeñas partículas diminutas, que no eran visibles para el ojo ordinario, pero ahí estaban. Mientras esas partículas siguieran ahí, la vida exuberante y la naturaleza abundante seguiría preservando en este bosque.

Ocasionalmente, los animales pasaban cerca del huevo y lo examinaban desde lejos. Muchos de ellos fueron imprudentes y se acercaron, teniendo su destino escrito en piedra.

Esto fue un ejemplo para el resto de seres vivos habitando este lugar, inconscientemente tomaron nota de esto y evitaron el huevo, como si fuera un volcán peligroso, a punto de explotar si te acercas.

Parece ser que aquel huevo ocasionó toda la extinción de vida de la zona a 20 metros. Todo eso no sería tan sorprendente, sino fuera porque su tamaño era muy descomunal, tanto que uno pensaría que era el huevo no era un huevo de cría, sino una gran roca. Tenía 15 metros de altura y rodeaba un área de 20 metros cuadrados. Algo fuera de la lógica para todo zoólogo conocedor.

De vez en cuando, un líquido verde caía desde arriba del cascarón, golpeando el cuerpo de la criatura que vivía dentro del huevo. A diferencia de la rata, el líquido no le hacía absolutamente nada. No solo eso, sino que el líquido viscoso se fundía sobre su cuerpo y luego desaparecia, como si se hubiera fusionado con el.

En este momento, Michael miraba sin ninguna expresión hacia la otra cabeza, y el otro tipo miraba a Michael de la misma manera, sin expresión.

Estuvieron así durante un buen rato, y durante ese tiempo, Michael tuvo el tiempo de pensar mejor las cosas, y decidió no ser tan impulsivo con sus palabras, y reiniciar la mala relación que empezó con la otra cabeza.

Teniendo esto en mente, rompió el silencio.

—Creo que es hora de dejar las tonterías.—Ya no estaba más ese lado torpe de él, aunque a veces se pasaba del límite cuando se burlaba o molestaba a otras personas, también tenía su astucia y cautela. Su cautela se gestó a causa de su hermana, obligándolo a ser cuidadoso en cada una de sus acciones. Y su astucia, lo formó cuando estaba en una situación desesperada ante ella, por lo que formar planes era inevitable, más con alguien como él, que procuraba que las cosas salieran a su manera sin importar que.

Durante todo ese tiempo, Michael comprendió de una mejor manera a la otra cabeza. Por lo que podía ver, esa cabeza era como una especie de hermano del alma, algo unido e inherente a él. Pero, rápidamente lo acepto. De hecho, lo aceptó de muy buena manera, sabiendo que había sido transportado a un mundo desconocido y posiblemente peligroso, el tener a un acompañante desde el inicio era ventajoso, y más si era su propio hermano.

Aparte de pensar sobre su nuevo hermano, también investigó su nuevo cuerpo, cosa que también le sorprendió. 

Lo primero que le llamó la atención fue las largas y robustas alas, muy parecidas a las de los dragones, con la única diferencia siendo las líneas rojas opacas que recorrían por todo su cuerpo y sus alas, además, tenían muchas escamas en sus alas, cosa que los dragones que él conocía no tenían. 

También, dos piernas muy gordas y robustas, con muchas más escamas que sus alas, y alguna púas pequeñas. La típica cola de dragón, y sus cuernos y lomo fornido.

Aniquilando Mundos | Mundo IrinaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora