capítulo 53

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Por primera vez en su vida Seto quería matar a alguien con sus propias manos, si tan solo la estúpida de Garner no hubiera alterado de esa forma a su cachorro el no se encontraría en esta situación, vio a Mokuba y dejó que fuera el primero en entrar con Joey, cosa que no tardó nada en hacer sin embargo el castaño vio fijamente el doctor

-Donde está mi hijo?

-Por aquí señor Kaiba

Lo llevo a una de las salas de cuidados intensivos donde el pequeño estaba en un cunero muy especial para el, sin embargo, Kaiba intento no desmoronarse al ver a su pequeño tan débil y lleno de cables e intravenosas por todo su cuerpo, su piel se veía opaca y oscura como si lo hubieran golpeado en todo el cuerpo pero aun así, tenía unos pocos cabellos color rubio

-Dejeme a solas con el porfavor

-Como usted diga señor Kaiba

En cuanto cerró la puerta el médico, el CEO se acercó al pequeño cunero, tomo una silla y entre las pequeñas aberturas de esta logro meter su mano y así sostener la de su bebé quien pareció moverse un poco

-De verdad...eres terco como tú madre - una pequeña lágrima rodó por su mejilla - sentiste el dolor de Joey e hiciste hasta lo imposible por salir cierto? , En ese sentido no solo te pareces a él...sino a mi, sin duda eres un buen niño

Kaiba sentía que su alma se partía al saber que su bebé estaba tan mal y en esos momentos no le interesaba si lo veían, lo fotografiaban o incluso se burlaran de el, solo quería que su pequeño sobreviviera, nunca había expresado dolor al perder a sus padres, eso lo dejaba para Mokuba y el siempre velaba por su hermano pero, esta vez era distinto, en esta ocasión sufría un pequeño producto del amor entre su amado Joey y el

- Sabes hijo yo...nunca fui bueno expresándome, mucho menos sintiendo algo...tu mami, dice que soy todo un tempano de hielo y tiene razón pero...jamás lo soy con quién amo - Metió más su mano y acarició la pequeña mejilla- tu mami, tú y Mokuba son lo único que me importa de este maldito mundo, por favor...quiero que jamás lo olvides y...por ello...- La voz comenzaba a entre cortarse- Te pido que sobrevivas, que me permitas a mí y a tu madre verte crecer, que incluso por tus travesuras termines ocultando las cosas para que mami y yo no te regañemos, que incluso cuando llegue a gustarte algo seas tan inquieto que incluso hagas un escándalo por conseguirlo, que tú y yo o tú y tu mami lleguemos a pelear algunas veces y nos lleguemos a reconciliar comprando un helado, quiero verte jugar algún deporte y presumir con gran orgullo que ese pequeño, que gane o pierda, es mi hijo, porque incluso, si llegaras a odiarme en tu adolescencia estaré orgulloso de ti, por ser lo que me impulsa a seguir viviendo y trabajando día  a día, que llegado el momento, cuando tú te enamores, yo esté allí para apoyarte o consolarte sin importar la situación y que por fin, cuando llegue el momento de verte feliz, con tu propia familia, con tus propios logros yo pueda descansar con una sonrisa sabiendo que mi hijo...es un hombre de bien, de buen corazón y que sin importar nada, siempre será mi orgullo

El castaño hipeo un par de veces tratando de calmar su dolor sin conseguirlo pero en ningún momento soltaba la mano de su pequeño, por primera vez lo invadió un horrendo terror de perder algo valioso para el y que no tendría reemplazo nunca, en esos momentos solo existía su pequeño, un ser al cual jamás lastimaría con su arrogancia, que quería verlo crecer y que quería en especial, verlo sonreír junto a su rubio

-Mi cachorrito...por favor no te rindas, papá está aquí para ti y no va a dejarte solo jamás

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