Epílogo

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Cuando Sherlock salió de su casa no pensó dos veces en si debía o no tomar el autobús

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Cuando Sherlock salió de su casa no pensó dos veces en si debía o no tomar el autobús. Quizá así encontraría a John de casualidad, como la primera vez. Quería hablar con él; necesitaba hablar con él.

Inspiró fuertemente y seguidamente dejó salir el aire detenido en sus pulmones, despacio.

Antes de que pudiera dar un paso más escuchó a su hermano detrás de él

— ¿Necesitas un aventón? —le preguntó Mycroft a la vez que jugueteaba con las llaves de su auto entre los dedos de su mano derecha.

Sherlock hubiera rodado los ojos, despectivamente. Así como solía hacerlo siempre. Pero esta vez no lo hizo, solo negó.— Tomaré el autobús— aclaró clamado.

Su hermano lo miró con extrañeza, así como si de un momento a otro alguien hubiera intercambiado a su hermano menor por una persona completamente diferente. Alguien relajado, que no se pensaba mucho las cosas. Sherlock solo parecía más... ¿liviano? Parecía que nada le preocupaba.

El de cabellos rizados le sonrió -ligeramente- a su hermano mayor, para caminar con parsimonia hasta la parada del autobús.

No tuvo que esperar mucho tiempo para que uno de esos transportes parara justo frente a él (porque esta vez si había alzado la mano con la intención de hacer la parada). Un señor algo mayor bajó antes de que él pudiera entrar y, para su sorpresa, Sherlock se vio en la necesidad de ayudarlo a bajar del autobús.

Era como si hoy fuera alguien completamente distinto.

Hizo el amago de subir al autobús hasta que alguien le llamó fuertemente, con ímpetu.

El castaño giró hacia su izquierda, observando a John Watson acercándose a un ritmo frenético hasta donde estaba parado.

Sherlock dejó que el conductor del autobús cerrara las puertas y tomara su camino de vuelta en la calle.

— ¿Qué estás haciendo? —le preguntó al de menor estatura mientras curvaba las cejas.

John apenas podía articular palabra. Parecía haber estado corriendo por un largo tiempo.

— Te vi, estabas a punto de entrar ahí y yo...

— Pero no subí—recalcó—. Porque yo también te vi.

Bueno, técnicamente solo lo había escuchado, pero tampoco quería romper el momento. Sherlock se sintió extraño, el nunca se preocupaba por "no querer romper el momento".

John hundió sus dedos en las agarraderas de su mochila. Recordó que aún tenían que llegar a la escuela. Ni siquiera era tarde, pero el primer periodo solía ser el más importante del día.

— Ah...— el rubio se quedó sin habla por unos momentos.

— ¿Se supone que estabas tratando de entrenar antes de la escuela? Déjame decirte que tienes unas pésimas ideas, John. Llegarás apestando a sudor a la primera clase, sin contar que definitivamente no te dejaré acercarte a mi apestando a sudor — comentó con sorna en su voz.

Shame / johnlockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora