Prólogo

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Los ruidos incesantes de la grava bajo sus pies lo animaban mucho más en su carrera, aunque dos pasos bastaran para que sus pequeñas manos estuvieran llenas de ella, la voz de una niña llenó sus oídos y sus ojos brillantes por el llanto que contenía "los hombres no deben llorar"  su mente repetía mientras se incorporaba y observaba sus rodillas raspadas con pequeños rastros de sangre.
—Deberías ser más cuidadoso—escuchó a la niña decir para después verla arrodillarse frente a él y limpiarle un poco del polvo de sus pantalones cortos.
—Gracias Mild—le sonrió amablemente, limpiándose aun las manos y emprendiendo nuevamente su carrera tras la niña.
—Tay,Mild—la voz familiar los llamó desde dentro de la enorme mansión donde se encontraban, logrando que los niños abandonen sus juegos para ir junto a la propietaria de aquel llamado, Tay observó a su compañera de juegos que corría junto a él sintiendo una punzada en su pecho al saber que había llegado el momento en el que tenía que volver a su casa, Mild era la hija del mejor amigo de su padre el señor Techapaikun era también uno de los proveedores de la empresa de sus padres, tenía otro hijo de apenas 3 años de edad al que aún no conocía pues antes del viaje había enfermado pero al ser urgente el viaje no quedó más remedio que dejarlo en casa.
La hora había llegado y los niños intercambiaron despedidas efusivas ante los ojos de sus padres que los veían con ojos de aprobación mientras se sonreían mutuamente.

—Nos vemos el próximo verano Mild espero que puedas traer a tu hermanito y podremos ser amigos los tres —Tay gritó mientras el auto con su padre y los padres de Mild se perdía en el camino.

La noche había caído desde que aquel auto partió y en la enorme mansión no se escuchaba más que el ruido de respiraciones acompasadas que no se atrevían a romper el silencio impuesto por la angustia. El sonido del teléfono repicando en la sala inundo aquel espacio, Tay escuchó a su mamá responder para que luego un silencio prolongado sea roto por varios sollozos. Esa fue también la última vez que la familia de su amiga lo visitó en verano.

Des(esperanza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora