Esperanza

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El eco de sus pasos se oía fuerte y claro dentro de la gran mansión ahora vacía.

Tawan suspiro frente al estudio donde se le dio a conocer la cláusula del testamento de su abuela el día de su fallecimiento, realmente ese lugar parecía ser el destinado para eventos que cambiarían su vida, le quito a su mamá, le dio a su esposo.

Era injustamente justo. Pensó.

— Es una pena que no tenga muchos recuerdos de este lugar es hermoso.

La voz de Sandee sonó a sus espaldas.

— ¿ Realmente vas a dejarlo ir?

— Haría cualquier cosa por quien amo, dejar ir este lugar con tal de estar con tu hermano es nada.
—Mild — llamó sin obtener respuesta. —Sandee—intentó nuevamente.

— Lo siento. ¿ Qué sucede?

— Me alegra que estés viva

— Incluso si ahora serás pobre — El tono sarcástico de su amiga le indico que a pesar del tiempo transcurrido todo era igual entre ellos, se alegro de que su amistad fuese de ese tipo de inquebrantable.

—Tengo una cuñada que me prestará dinero y una universidad lo olvidas — sonrió burlón

— Interesado

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Los ojos acusadores se posaron en él, mientras más explicaba todo lo que ocurrió a lo largo de ese tiempo. Mientras el silencio se hacía cada vez más pesado al punto de ser insoportable e inevitablemente uno de sus amigos lo rompió

— Entonces cuando nos pensabas contar todo, podíamos defenderte, luchar contigo — El primero fue Gun que permanecía con los brazos cruzados en aquella silla de la biblioteca  y viéndolo como si fuese a saltar en cualquier momento.

— Gun, no te molestes fue todo tan rápido apenas tuve tiempo — trato de calmar.

— Es cierto que Krist era el informante del señor Tawan?— esta vez fue Singto que dibujo una mueca indescifrable en su rostro.

— Hablando del diablo — dijo Gun

Nuevamente el silencio recayó pero esta vez las miradas se posaron en el antes mencionado.

—Krist tengo que hablar contigo — Singto se levantó de su lugar al ver que se alejaba apresurado. Logrando atrapar el brazo de su compañero

— ¿Es cierto? — soltó de forma dolorosa a oídos del contrario.

— Sí — Krist musitó abrumado por la situación de todas las personas que conoció en su aventura, la persona frente a él era la más importante y con la que menos quería hablar sobre esto, Singto era un excelente amigo y más que eso.

— Entiendo, supongo que ahora que tu trabajo terminó, nuestra amistad también  — Singto soltó su mano rozando los dedos de ambos al final, Krist lo utilizo todo ese tiempo para obtener información sobre su P' no debería sentirse mal al saber que no serían amigos, que no podía hablarle como se acostumbró todo ese tiempo a hacerlo, todo el tiempo creyó ingenuamente que era obvio con sus sentimientos y ahora eso era lo menos relevante.

— Noquieroquetermine — palabras casi incomprensibles a sus espaldas fue lo que oyó, sus puños se apretaron de forma que sus nudillos se volvieron blancos.

— ¿Por qué?  ya no tienes porque fingir que somos amigos para obtener información ¿ Por qué querrías seguir cerca de mí?! — lo último lo dijo en un grito, arrinconando al menor contra la pared,  menos mal a su alrededor no había nada más que paredes y el pasillo o ahora mismo se convertiría en un gran espectáculo.

Des(esperanza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora