Una decisión cambio su vida por completo.
Después de su viaje al pasado, Young Mi tendrá que retomar su vida.
Pero nada volverá a ser igual, tendrá que vivir recordando Goryeo y el amor que dejó ahí.
¿Podrá ser feliz, como lo fue en el pasado? ¿Yo...
Me habían traído de nuevo la comida, pero otra vez no quería comer. Me rehusaba a bajar al comedor y no obtener respuestas a mis preguntas. Ultimamente mi obsesión era Goryeo, y había leído todo sobre esa época.
Como había dicho, todo cambio, Goryeo fue diferente en el gobierno de Gwangjong. Al leer sobre el, siempre acababa llorando. Me dolía haberlo dejado, lo ame profundamente y lo sigo amando.
La ansiedad volvía y con ello dudas que quedaban en el aire. No quería ver a nadie, solo deseaba volver a mi trabajo y mi antigua vida. Quería sólo ser la Profesora Kang Young Mi.
Flashback:
El doctor fue muy claro conmigo, tenia amnesia parcial. Pero yo le dije que recordaba a la perfección mi vida. ¿Que más tenía que recordar?
––¿Ya estas más tranquila? ––mi padre había llegado justo cuando me empecé a alterar y gritarle a todo mundo que me dejaran descansar.
––Creo que si ––dije en un susurro.
––Young Mi-nah, trata de dormir y no forces a tu mente para que recuerdes todo...
––¿Tú también papá? ¡Yo recuerdo todo! ¡No se porque se empeñan a que recuerde cosas, que ni siquiera se que de que me hablan!
––Tranquila, lo se, pero hay detalles de nuestra vida que has olvidado. Con el tiempo lo recordarás.
Y así transcurrieron los días, se empeñaban a que yo tenia amnesia. Era absurdo todo ese proceso que según ellos, debía llevar con calma.
La mujer de hace unos días no había ido y mi visión ya estaba bien. El doctor me decia que había personas que querían verme, pero yo me negaba por miedo a que me dijeran que olvide todo y que me diera ansiedad.
Poco a poco me fui recuperando, mis piernas aún eran débiles. Y era normal, dos años estar en una sola posición, hizo que mis huesos se volvieran así. Pero estaba tomando terapia de rehabilitación para volver a mi vida normal lo más pronto posible.
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––Hija, es momento de que veas a alguien, no es justo que no los dejes entrar ––mi padre insistía en que recibiera a los que me visitaban en el hospital.
––No quiero, por favor papá... estoy cansada. Y se que me dirán que perdi la memoria, cuando las cosas no son así.
––Por lo menos, permite que tu madre te vea ––esa palabra me molestaba en los últimos días.
––Te he repetido mil veces, que el hecho de que sea tu esposa, no significa que la llamare madre ––no quería enojarme con mi padre, pero estaba muy sensible.
––Comprendo que estés así por tu situación, pero eso no te da derecho a ser una grosera... ––el tono de voz de mi padre era fuerte y se oía decepcionado–– no sólo tú estás sufriendo ––salió de la habitación, el no quería discutir.
