Una decisión cambio su vida por completo.
Después de su viaje al pasado, Young Mi tendrá que retomar su vida.
Pero nada volverá a ser igual, tendrá que vivir recordando Goryeo y el amor que dejó ahí.
¿Podrá ser feliz, como lo fue en el pasado? ¿Yo...
––Te has confundido de persona —decía Young Mi subiéndose a su auto.
—Eres una chica difícil de olvidar —Yo Hae sostenía la puerta de el auto, impidiendo que Young Mi emprendiera su huida.
—Suelta la puerta —Young Mi trataba de jalar la puerta y cerrarla.
—Quiero que hablemos —Young Mi iba a decir algo pero fue interrumpida— Tengo muchas dudas, y solo tu me puedes ayudar —Young Mi suspiró pesadamente, no quería lidiar con Yo Hae.
—Tu y yo no tenemos nada de que hablar. Y si tienes dudas, ve con alguien más.
—Yo se que tu recuerdas tu vida en Goryeo —Yo Hae se acercó más a Young Mi— Me vuelvo loco si no se que es lo que hice mal.
Young Mi estaba asombrada, creyó que todos seguían con su vida, sin recordar sus vidas pasadas. Sin embargo, no iba a confiar en Yo Hae, ese hombre podría aparentar ser bueno; cuando en el fondo todavía es aquel Rey malvado y ambicioso que alguna vez fue.
—Lo siento, no puedo hacer nada más por ti. Te daré el número de alguien que tendrá las respuestas que quieres —Young Mi saco de su bolso una tarjeta de contacto con solamente un número— Búscalo, el sabrá que puedes hacer.
—¿Aún desconfías de mi? —Young Mi solo lo miro— Tu silencio lo dice todo. Pero... no me daré por vencido. Yo sé quién eres en realidad y sabes muy bien quién fui en el pasado. Lo vi en tu mirada aquella noche que nos encontramos en la fiesta. Por hoy... no hablaremos, seré paciente, espere por ti más de 1000 años... podré esperar unos días más.
Yo Hae soltó la puerta, se dio la media vuelta y comenzó a caminar a la salida de el estacionamiento. Young Mi por un momento sintió temor de lo que fuera a hacer Yo. No entendía porque el la recordaba, algo muy contrario de So. Sin embargo, ella había viajado al pasado, no había reencarnado como los demás. Eso era algo que no podía ir contando a cualquier persona; y menos a Yo Hae.
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Young Mi estaba agotada, su cabeza sentía que explotaría en cualquier momento. Había calificado varios exámenes y adelantado trabajo para la siguiente semana. Amaba su profesión, pero después de él accidente, su salud no era buena y debía cuidarse de no desvelarse y exceder en el trabajo.
—¿Aún no has dormido, Noona? —era Baek Ah que recién entraba al departamento y veía que su hermana estaba en la encimera tomando una taza de té.
—Tenía mucho trabajo y... espera... —dijo dudosa viendo la hora y que su hermano a penas llegaba— ¿No crees que es algo tarde para salir de la universidad? —Baek Ah paso su mano por su cabello, se veía nervioso.
—Bueno... yo...—Baek Ah metió sus manos en el bolsillo de su pantalón, no sabía como decirle a su Noona que ya tenía novia.
—Dime, soy toda oídos —Young Mi miraba a Baek Ah tratando de ver que ocultaba— Acaso, ¿hiciste algo malo?
