One-shots De Shipps Minecraft Con Noobs

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[Punto de vista de Samuel]

Cerraste tus ojos, acostado junto a mi. Era noche. Vicente y Sombra estaban adormilados también. Me llamaste y me acerque a escucharte.

Eres hermoso. Adorable. No hay día que no quiera estar junto a ti, en tu compañía. Y tu voz tan calmante, casi me llevas contigo al mundo de los sueños. Pediste que durmiera, te dije que en poco. Te fuiste a dormir después de regañarme un poco, nunca lo dices en serio. Levante la mirada a las estrellas, entretenidas viendo nuestras aventuras y todo el recorrido que nos quedaba por delante. Las últimas aves llamaban y los búhos anunciaban el cambio de control de la noche. No era tan frío, al menos comparado a lo que teníamos planeado. Estábamos bien.

Siempre decías que era fácil perderse en las estrellas y que era imposible no pensar en cualquier historia mientras las veías. Al principio no lo entendía pero ahora, después de tanto tiempo contigo, lo puedo ver. No tarde mucho en leer nuestra historia ahí arriba, escrita y marcada por las estrellas y seres con un poder mayor al que los humanos puedan desear.

Éramos jóvenes cuando nos conocimos. Aún recuerdo bien como fue. Cierro los ojos y cuento la historia otra vez.

El recuerdo se mezclaba con nuestro ahora. Era una noche igual a esta. Tu aún no estabas conmigo y toda la naturaleza era reemplazada con paredes decoradas con riquezas que no todos se podían permitir. Las aves que quedaban, los búhos y los insectos se volvían gente vestida en sus mejores prendas para impresionar. Todos se veían iguales. La forma en la que hablaban y reían era tan ruidosa. Se supone que era una fiesta para celebrar la prosperidad del reino, y también para buscarme posible pareja, pero como lo veía no había nada que celebrar. Vestía lo mismo que ellos; vestía dinero y prestigio. Todo era un show. Era aburrido.

Una sonrisa falsa para la princesa del Sur. Un guiño al príncipe del reino vecino. Una reverencia a las hermanas y un saludo a los gemelos. Si ninguno de ellos estuviese siguiendo las órdenes de sus padres tal vez me llevaría bien con ellos. Y si yo no fuese prisionero de la familia en la que crecí, hubiera huido de aquí hace mucho tiempo. Si ninguno de los presentes en esta habitación estuviese conforme con lo que tiene, si por un minuto tuviesen deseos y sueños propios. Si tuviesen un algo… Una chispa. Un fuego. Si tuviesen las ganas de irse, yo les daría el valor que necesiten. Mientras no sea así, lo más lejos de pise de este lugar fue en mis sueños.

Caminé al balcón, donde se que me buscarían si me tienen en falta. Cerré la puerta detrás mía, no quería a ninguno de ellos cerca mía. Al menos  la puerta cerrada me daría un aviso si querían interferir en mi soledad. Mordí mi labio inferior, pensando en la idea de saltar y escapar a mi habitación. No sería lo peor que había hecho. Ninguno de ellos me extrañaría en verdad.

Desde el balcón podía ver el mundo más allá del reino. Mis ojos siguieron el camino perfecto de la puerta de castillo hasta donde quiero estar. Los tejados moviéndose lo más mínimo al ritmo del viento y las chimeneas con nubes de humo saliendo de ellas. Algunas velas alumbrando las ventanas y gente divirtiéndose en el bar. Algunos niños regresando a casa, sus madres cerrando la puerta detrás de ellas. La vida aquí no es tan mala, al menos los tengo a ellos. Gente normal con una vida normal. Al menos ellos sueñan con algo más que vender pan, cosechas, leche o prendas. Mis ojos siguen a una pareja joven, luego siguen a una familia que ha vivido tanto. Están tan enamorados que no puedo ver otra cosa que no sean sus días más felices. Cuando se dan cuenta que tienen mi rayo de atención, me dan una reverencia y les devuelvo el saludo. Son felices y yo no. Los árboles marcaban el fin del reino. Más allá era libertad. Más allá era lo que yo quería.