Desiciones que tomar.

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La Esperanza vive.

Por: Jatziry Sarahi.

Albert habia tardado mucho en convencer a su tia abuela en dejar en paz el tema sobre el compromiso de Candy.

No fue tarea facil ya que, la señora Elroy, no quitaba el dedo del reglon.

Queria saber a detalle el ¿Como?, ¿Por que?, ¿Cuando?, ¿Donde? y la pregunta mas importante ¿Quien?

Esas eran las interrogantes que Bert tuvo que contestar a medias, ya que no podia contar con exactitud los hechos.

Despues de que su tia abuela abandonara el despacho con una gran sonrisa en el rostro y se podria decir que satisfecha con la charla que habian sostenido, Albert ahora se encontraba sentado en el sillón que anteriormente habia ocupado con su hija adoptiva.

Con una copa de whisky en mano y la cabeza ligeramente inclinada hacia atras, el joven rubio pensaba en un plan que habia ideado desde que supo del compromiso entre los jovenes enamorados.

Todo estaba más que claro, no habia mas alternativa que tratar de convencer al actor de tomar el puesto de su padre, claro, cuando fuese su tiempo.

Se tomo la bebida de un solo trago y colocando la copa en la fina mesita de centro, se levanto y con paso firme se dirijio al telefono que llacia sobre su escritorio.

Saco de uno de los cajones una tarjeta de presentacion. Esta tenia el emblema de los Granchester y un numero telefonico, pero no cualquiera, era el del señor Richard.

Tomando aire, Albert comenzo a marcar los dijitos. Escucho el sonido caracteristico que indicaba que estaba marcando, despues de un par de segundos, que para el joven patriarca se hicieron eternos, una voz gruesa y elegante se escucho al otro lado de la linea.

-¿Si?, digame. ¿Con quien tengo el gusto de hablar?- pregunto el señor Richard un poco sorprendido, ya que por lo usual, nadie le hablaba a su numero personal.

- Buenas tardes duque de Granchester. Soy William Albert Andry- se presento- ¿me recuerda?- cuestiono temeroso- soy el padre adoptivo de la señorita Candy An...- pero no pudo terminar de hablar ya que la voz del señor Granchester lo interrumpio.

- ¡Pero claro que lo recuerdo señor Andry!- dijo el hombre mayor con alegria y aclaró- si yo mismo le proporcione mi tarjeta, es solo que como muy pocas personas tienen este numero, no sabia quien era el que me llamaba. Pero ahorita mismo escribo su numero en mi agenda personal- dicho esto, tomo pluma e hizo lo que dijo.

- ¡Oh! Ya veo. Supuse que asi era- dijo refiriendose al numero telefonico- no me lo imagino dandoselo a cualquiera- aclaro su garganta y se dio valor para hablar- disculpe que lo moleste, pero quiero hablar con usted sobre algo muy importante- dijo finalmente.

- Eso lo supe desde el principio joven Andry. No creí que solo llamara para saludar y poder archivar su numero- dijo con broma y despues de reir ligeramente se puso serio y continuo- digame ¿Cual es el problema? ¿En que le puedo ayudar?- pregunto finalmente el hombre.

Albert suspiro pesadamente, y apretando ligeramente el tabique de su nariz hablo con tranquilidad y firmeza.

- Se trata de un tema el cual involucra a su hijo, Terrence Graham Granchester y mi hija, la señorita Candy White Andry- dijo finalmente el ojiazul.

- Ya veo- dijo con sorpresa la voz mayor- ¿ahora qué le hizo mi hijo a su protejida? Juro que si se atrevio a propasarse yo lo...- en ese momento la voz mas joven lo interrumpio.

- ¡No! No es nada de eso lord Granchester- aclaro rapidamente el rubio- es otro tema por el cual me he puesto en contacto con usted- y como una rafaja de aire frio, la verdad le pego en la cara al joven Andry haciendo que de su boca saliera una pregunta con verdadera sorpresa- ¿Es qué acaso su hijo no le a contado nada?- finalizo el ojiazul.

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