Acosador.

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Fue una semana normal, su usual coqueteo al andar, hacer acuerdos a cambio de almas y salir directo al bar a beber. Pero esta vez, no era una rutina placentera no era que ambos chicos demonio quisieran hacer eso cada día como acostumbraban.

No, esta vez tanto Marco como Hiro querían hacer cosas distintas y no irse de fiesta toda la noche pero cierta paloma color negro y con brillantes ojos rojos se los impedía. Estaban siendo vigilados y no por las tontas palomas espía que eran normales, no el mismo diablo vigilaba cada uno de sus movimientos de cerca.
De vez en cuando al entrar al bar lograban escapar de la visión del rey de las tinieblas al encerrarse en algún baño justo como pasaba en este momento.

-No puedo creerlo, el hijo de dios te purifica una vez y ahora nos vigila como si no hubiera mañana.- Susurro Marco.

-Ah.- fingió gemir el genio sonoramente.
-Lo sé, como si hubiera sido a propósito.-dijo sentado sobre el lavabo con los brazos y piernas cruzadas.

-Oh Hiro.- fue el turno de Marco para gritar.
-Y esta semana quería estar paseando por el parque, encontré un lugar bajo un arbol perfecto para tomar una siesta.- declaró pensando en aquel humano de lentes que no dejaba de rondar sus pensamientos.

-Me lo dices a mí, mañana se inaugura una repostería alemana en la ciudad y debo ir a probar esos postres.-
-Ah Mar-co Sí.- Eran bastante convincentes en lo qué hacían después de todo cada vez qué eran obligados a tener sexo con alguien debían darles todo el show qué les encanta.

En alguna parte del inframundo cierto demonio de cuernos negros observaba desinteresado las pantallas. Solo podía ver la puerta del baño de su bar de quinta cerrada y escuchar los sonidos de placer qué salían de ahí. Tal vez estaba exagerando, tenía siete días desperdiciados en intentar encontrar algo qué le indicara que su par de favoritos estaban siendo expuestos al "buen camino."
Pero no era así su rutina consistía en trabajar e ir al bar, algunos días cogian en el baño y otros solo bailaban hasta desfallecer.

Se rendiría por ahora, tal vez solo fue una coincidencia toparse con Jesús, pero no sabia porqué Marco tardo tanto en volver a su forma original.

-Esta mañana desperté y no había acosador ¿estuvo contigo?- preguntó Marco llegando a su puesto de trabajo donde Hiro ha había terminado de acomodar las cosas.

-Mhn, no. Yo creí qué estaba contigo como siempre.-

-No. Y no se ve por ningún lado.-

-Eso significa que...-

-¡Somos libres!- dijeron al unísono con entusiasmo. Esa misma tarde Hiro iría a la inauguración de la repostería y Marco buscaría a aquel que no salía de sus pensamientos. Asegurandose qué realmente nadie los siguiera.

A Miguel le encanta jugar con su apariencia tiene miles de prendas para combinar y usar. Siempre su conjunto favorito es un par de jeans con una camiseta de resaque blanca y un sueter rojo. Pero en ocasiones le daba por experimentar con otros conjuntos y así fue hoy.

Esa mañana no podía sacarse de la cabeza la canción de gitana de shakira así qué tenia que hacerse caso a si mismo. Tomó unos pantalones de corte gitano que le llegaban a la cadera color rojo, se amarró un pareo negro cargado al lado izquierdo lo qué lo hacía tintinear con cada paso. Llevaba una camisa blanca sin hombros con manga larga y holgada se le ceñia al cuerpo y tenia un profundo cuello en v que le permitía lucir parte de sus pectorales además de lo corto de la misma dejando su abdomen al descubierto.

Se puso unos huaraches marca Rivera para complementar, una parte de él quería irse descalzo con todo su outfit pero las calles calientes podían lastimar sus pies. Eso no evitaría que al llegar al parque anduviera sin ellos por el césped. Caminó alegre cantando gitana mientras su marcado vaivén de caderas hacía todas las monedas de su pareo sonar con su voz. Muchos le veían extrañados por el espectáculo qué se montaba, otros se reían por su elección de ropa que creían era ridícula y algunos lo veían verdaderamente fascinados, Miguel tenia una voz espectacular y sus movimientos eran muy marcados eh hipnóticos sin duda a donde fuera el siempre llamaba la atención.

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