¿Mamá se casa y no es con mi papá? - Finalizada (En corrección)

La dulce historia de la Princesa Ioe

 Solo dos días más, ese era el tiempo que faltaba para que la boda de Sakura se celebrará, aun había incertidumbre entre los aldeanos, ¿Qué sucedería ahora que Sakura casará? ¿Se iría de la aldea? ¿Dejaría el hospital y la clínica de salud metal para niños en la que había puesto tanto tiempo y amor?, esas eran las preguntas que todos se hacían, Konoha no sería lo mismo sin ella.

- No entiendo qué está pensando Kakashi sensei, ¿Cómo va a permitir que mamá se case y se marche de la aldea? – Sarada era un torbellino de emociones, sentía miedo, incertidumbre, molestia y otras tantas sensaciones que no sabía cómo expresar.

- ¡Mira Sarada allí esta tu nuevo papá! – Bromeo en mal momento Boruto, ganándose un fuerte golpe en la cabeza, propinado por sus dos compañeras.

Los tres chicos voltearon hacía la plaza central donde observaron a Kouto rodeado de varios niños pequeños de la aldea, los niños se veían muy entusiasmados escuchando lo que les estaban contando. Los shinobis se sintieron intrigados por lo que caminaron hacia la plaza para saciar su curiosidad y saber a que se debía la algarabía a su alrededor del fuerano.

- Y ahora niños y niñas les contare una historia de tiempo, paciencia, sacrificio y verdadero amor, ¿Quieren saber la historia de nuestra querida Princesa Ioe? – Narraba Kouto, ahora entendían, estaba contando cuentos, por eso los niños estaban emocionados.

- ¡Oh una historia de amor! ¡Sarada yo también quiero escuchar por favor quedémonos! – Chouchou siendo una niña tan soñadora, quedo completamente enganchada con las palabras de Kouto, así que a Sarada y Boruto no les quedo más que acomodarse para escuchar la historia junto a su amiga.

Hace más de 500 años a la orilla del mar, en un pequeño pueblito que comenzaba su surgimiento, vivía una hermosa mujer, de nívea piel, ojos grandes y verdes tan profundos como el mismo mar, labios carmesíes y la característica más peculiar de aquella joven su largo cabello color cerezo.

Su nombre era Fabiola, la nieta mayor del anciano líder de aquel lugar, ella no solo era conocida por su belleza, también era una persona muy dulce, que se preocupaba por todos los que la rodeaban.

Fabiola solía desaparecer por las tardes adentrándose en el bosque y volviendo entrada la noche llena de nuevos conocimientos. Poco a poco comenzó a tratar pequeños golpes y heridas, después enfermedades comunes y así sucesivamente hasta volverse la curandera del lugar.

Nadie en la aldea sabía como la joven se había vuelto capaz de curarlos, desconocían que hacía todas las tardes en el bosque, y por más que varios de los aldeanos intentaban seguirla para descubrir su secreto, siempre se perdía en el mismo lugar.

-Fabiola, ¿Ya te vas de nuevo? – Cuestionaba una niña rubia de tierno mirar mientras hacia un pequeño puchero.

- ¡Vamos Aliceth! No te pongas así, prometo volver pronto para poder jugar contigo ¿Sí?

-Está bien hermana, estaré esperando a que vuelvas y me cuentes todo lo que te enseñaron hoy.

-Eres una buena niña Aliceth, recuerda este es un secreto de hermanas, no debes contarle a nadie.