¿Mamá se casa y no es con mi papá? - Finalizada (En corrección)

El final de una historia de amor

Después de la última conversación entre Fabiola y Hendrick, por más que éste hacia su mejor esfuerzo para encontrarse con ella, se le había vuelto imposible, no importaba cuantas veces pidiera verla, Aliceth siempre la negaba, no podía verla, ella no quería que la viera, ni siquiera se podía imaginar el daño que le hacía a su corazón, sentía como se le iba desquebrajando con cada rechazo que recibía.

No le quedó otra alternativa que averiguar por su propia cuenta lo que sucedía para que dé un día al otro la pelirosa cambiara tanto con él. Para nadie es sorpresa que el joven tuvo un fuerte shock al enterarse de la cruda verdad, ella estaba a nada de contraer nupcias con otro hombre.

Hendrick sentía que le querían arrebatar el alma, conoció por primera vez una emoción que es capaz de sacar el peor lado de todo ser, los famosos celos. Hasta ese momento para él dicho sentimiento era algo que solo podían experimentar las personas de voluntad débil, debía admitir que aquella mujer lo había vuelto débil y fuerte al mismo tiempo.

Ante esta situación tan poco favorable para ellos, lo único que el azabache pudo hacer fue hablar directamente con el abuelo de Fabiola, le suplicó que cancelara el compromiso, le pidió la mano de su nieta en matrimonio, prometió mil y millones de cosas con tal que el pudiera ser la persona elegida para pasar el resto de su vida con ella.

Ninguno d sus intentos fueron fructíferos, Hendrick venia de una familia acaudalada eso era muy cierto, pero su aldea natal estaba a varios días de camino, eso le daba una sería desventaja contra el líder de un clan cercano, poseedor de riquezas y muchas tierras, que le había prometido una alianza entre ambos para volverse un solo reino, basto y rico, a cambio de la mano de la mujer más bella de la aldea.

El comentario hizo que Hendrick ardiera por dentro, por supuesto que la chica era la más bella de la aldea, probablemente era la más bella de muchas otras, pero, buscar un matrimonio con ella solo para tener una esposa trofeo ¿Era enserio? ¿A caso no sabía todo lo que la chica podía hacer?, ella no solo era una cara bonita, era fuerte, independiente y la mejor curandera que se conociera a los alrededores. Ella NO era un premio que ganar.

El día de la boda había llegado, se podía sentir como el ambiente estaba cargado de tristeza y melancolía, después de haber hablado con el abuelo, Hendrick no se había vuelto a parar por la aldea, eso termino de destruir el corazón de Fabiola, sabía que eso era lo mejor, no tenía dudas, pero por una última vez quería verlo y perderse en sus ojos negros.

Fabiola estaba lista, había sido ataviada con el vestido más bello que hubiese visto nunca, su maquillaje era muy sutil, pero hacía relucir a la perfección los mejores rasgos de su rostro, haciendo mayor énfasis en sus labios. Por más que todos intentaron convencerla de llevar el cabello suelto, como solían hacer las novias, ella decidió agarrarlo en un lindo moño, que se complementaba hermosamente con un broche para cabello adornado con jade, esa era la última ofrenda que podía hacer al hombre que amaba, llevarlo presente hasta el último momento.

- Esta noche, nos encontramos todos reunidos para ver como no solo dos vidas se uno, sino dos pueblos se vuelven uno. - Decía el encargado del ritual que condenaría a Fabiola para siempre.

Kouto, había salido de su típico escondite, sabía muy bien cómo se sentía su amiga, verla en esa situación era horrible para él, no comprendía qué había cambiado en esta ocasión, por qué esas viejas almas por primera vez en varias vidas no terminarían sus días caminando de la mano. No podía dejarla sola, así que observaba la boda desde un punto lejano de los aldeanos, pero lo suficiente cerca para notar el rostro lúgubre de la linda pelirosa.

De pronto un fuerte golpe sobre salto a todos en el lugar, mientras comenzaba a brotar humo de los alrededores que iba cubriendo a todos los asistentes, el "novio" en aquella boda viendo peligro potencial para él, bajo corriendo del altar dejando a la chica sola y desprotegida en medio del caos suscitado.