Quiero ser...

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- ¡Gea! -la llamaba esa voz bastante conocida para ella.

Gea acostada en su cama, abrió uno de sus ojos para ver cualquier detalle diferente que le sirviera para ver si seguía soñando o era real esa voz, que la llamaba... Y extrañaba.

Nada, todo parecía igual. Todo estaba igual, en realidad.

Sip, definitivamente Gea había perdido la razón más temprano que tarde. Extrañar a su mejor y único amigo era normal, si. Pero; imaginar su voz... Eso era preocupante, sobretodo cuando en realidad este no la estaba llamando-

-¡¡Geaaaa!!

El otro ojo de Gea se abrió, impactado. Ese era...era ¿Morfeo? ¿Su Morfeo? ¿Su mejor amigo Morfeo? ¿Había regresado? ¿Tan pronto?

¡Qué rayos, para Gea se había tardado como un milenio en regresar!

Saltó de su cama, sin dar importancia a sus fachas y salió en busca de su ahora de regreso mejor amigo.

No le sorprendió encontrarlo donde los árboles frutales robándose en esta ocasión una pera.

- ¡Ehh! ¡Ladrón! ¡Produce las tuyas propias! -le reclamó la divinidad con una sonrisa brillante plasmada en su cara.

- ¡Oye! No todos podemos hacer crecer frutas y flores en nuestra propia casa, además es sólo una pera. Lamento por dañar tu negocio, ehh -se burló el dios.

- Tu puedes hacer cosas mejores, además que no es fácil hacer que crezcan -le recordó Gea.

- Ñeh, ni tanto. Dormir a las personas, leer sus pensamientos, hacer que vean lo que yo quiero cuando quiero durante sus sueños, no es la gran cosa. Pero ¿Sabes que si es la gran cosa? - preguntó el dios aún con la pera en su mano.

- ¿Qué?

- ¡Tus poderes! ¡Claro está! Mira, puedes crear vida y no de la manera como hacen los dioses como Zeus, ehh si sabes a lo que me refiero -codeó el dios a su amiga en el estómago de manera juguetona- tu literalmente puedes crear vida, con solo pensarlo. Por cierto, para mí cumpleaños me puedes regalar uno de estos árboles de los cuales crezcan frutas infinitas sin yo tener que regarlas. ¿Qué? Encargarte del sueño de los demás también cansa y tener una amiga como tú consume tiempo y energía.
Bueno, en fin tus poderes son grandiosos; diría que los mejores.

- Gracias Morfeo -le dijo la diosa.

- De nada, Gea. Es un placer hablar contigo. Sí me disculpas iré a buscar más frutas, y aprovecharé y cambiare está porque creo que elegí la más pequeña -comentó el dios sonriendo mientras que se volteaba.

- Morfeo -lo llamó Gea.

- ¿Hum?

- Devuelve la pera ¿Sí? -pidió la divinidad con intención de molestar.

- ¡Pero ya te dije solo es una! ¡No te afecta! ¡Tú puedes hacer más! - contestó el dios.

- ¿Crees que no ví la cesta de frutas detrás del árbol? -preguntó Gea cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.

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⏰ Última actualización: Mar 23, 2020 ⏰

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