teacher's pet - Invasor Zim.

Segundas Impresiones.

El sol ya comenzaba a salir entre las montañas para un nuevo día, las aves ya estaban cantando su espléndida canción mañanera o mejor dicho ese maldito ruido matutino que provoca que quieras tomar un rifle para poder callarlas.
Dib no puedo dormir bien esa noche, no después del escándalo que provocó, sabía que actuó con soberbia, no tenía excusas pero tan poco Lily debía reaccionar de esa manera.

Se dirigió al baño para poder darse una ducha rápida, vestirse y prepararse, no tenia ganas de desayunar la verdad pero sabía que una taza de café no le haría mal. Ya habiendo tomado su espresso de café, vestido y alistado salió de la casa, era bastante temprano, pero no quería estar más en esa casa ni ver los rostros con quienes compartía esa lugar llamando hogar.

Subió a su automóvil para dirigirse a la eskuela, aunque antes iría a un 7-Eleven a conseguir energía en un emparedado industrial con los suficientes aditivos y conservantes como para producirle cáncer, ya teniendo su sandwich volvió al auto, comía mientras conducía, no le importo mucho, no morirá por comerse un bocadillo. Observaba los grisáceos paisajes que le ofrecía la ciudad tan mal cuidada, todo era lúgubre, el pasto ya no era verde y lleno de vida, era más como un pasto seco y quemado, pensándolo bien, el pasto en esa ciudad nunca fue verde, siempre se vio mal cuidado como todo allí, las casas eran una igual al anterior, con algunas excepciones.

Observaba a su alrededor de vez en cuando mientras le daba una mordida a su comida, sus ojos estaban puestos en el camino pero algo que vio por el rabillo de su ojo llamó su atención, algo verde, un verde muy brillante ¿era una casa? Eso parecía, nunca la había visto antes, era totalmente diferente a las demás viviendas, parecía como si hubiera aparecido de la nada, Dib ya llevaba años conduciendo por ese lugar y jamás la había visto, era tan extraña, dejó de prestarle atención al camino mirando esa peculiar morada hasta que algo pasó.

Sintió un golpe, lo suficientemente fuerte que por el frenado repentino su cuerpo lo llevó hacia delante golpeando su frente con el manubrio, escupiendo su sandwich y tirandolo todo al piso del auto.

Al recuperarse del asombró y levantar su cabeza pudo ver que chocó un auto, no parecía ser costoso, eso lo calmo un poco, no tendría que pagarle al dueño una fortuna por el.

Vio como del auto salía un hombre camino hacia él gritando he insultando, después de un par de insultos que venían tanto del hombre como de él pudieron llegar a un acuerdo de que el azabache pagaría los daños del automóvil.

Dib ya comenzaba a pensar que fue un error despertarse esa mañana y no ir directamente a suicidarse.

Llegó a la escuela, tan solo quedaban diez minutos para que comenzarán las clases, ir al 7-Eleven y su posterior choque le hizo perder un montón de tiempo, se dirigió hacia el edificio sin animo alguno en él.

Llego al salón, hecho vistazo donde estaban sus alumnos a ver si encontraba alguna cara nueva, no vio nada sospechoso, ni siquiera el sabía que buscaba.
Fue hacia el escritorio, dejó sus cosas y comenzó la clase.

Llevado un rato de la clase tocan la puerta, un horrible estruendo que provoca que todos pierdan su concentración en la clase.
Dib pudo ver por la ventana de la puerta que allí estaba el director sonriéndo con esa sonrisa estúpida que tienen todos en esa ciudad, dio un suspiro y le hizo una señal de que podía entrar.

Él señor prosiguió a entrar a la sala de clases, atrás de el venía alguien ¿un niño? no lo parecía, es decir, era pequeño, diminuto pero no parecía humano, no uno normal, tenía un extraño color verde y una falta de orejas que lo hacía parecer...

¿Un alien tal vez? Sonaba algo loco dicho por un adulto.

Dib al ver ese ¿niño? No puedo evitar sentir nauseas, no sabía el porqué, un escalofrío recorio su espalda al solo ver ese horrible color verde fosforescente, como puede sentirse tan intimidado por una cosa tan minúscula como era ese chico.