¿Un encuentro destinado, por casualidad o por error? Realmente no importa, pues ya se ha convertido en intención.
-¿Prefieres muchos amores o uno solo, Venus?
-Considero... los necesarios que tu corazón necesite antes de encontrar al verdadero.
Tal...
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—BUENO, ¿TÚ ERES ESTÚPIDO O SOLO TE HACES?—preguntó Venus mientras miraba a Ron estudiando como loco en la biblioteca.
El Weasley la miró ofendido y Hermione rió.
Desde que Harry había sido elegido como quinto campeón del torneo, Ron se estaba comportando como un verdadero imbécil con él, cosa que molestaba a gran escala a la chica, quién no paraba de decirle que el azabache jamás haría algo así, suficiente tenía con que la gente lo mirara de formas extrañas en la calle por su cicatriz.
—Solo estoy considerando las posibilidades. Harry pudo haber metido el papel con su nombre al cáliz.—dijo mientras seguía leyendo.
Si, era tan estúpido que estaba buscando algún hechizo que diera con lo que había hecho Harry para poder burlar la línea de edad.
Venus rodó los ojos y Hermione simplemente se quedó callada, la primera sabía perfectamente que en la biblioteca también estaba Krum, quién le lanzaba miradas nada discretas a la Granger y ésta se las devolvía de la misma forma.
—¿Por qué no se lo preguntas tú mismo? Harry nunca haría algo así.—lo defendió.
—¡Él siempre quiere ser el centro de atención! ¡No me sorprendería que--
Venus se levantó de la mesa, molesta, llamando la atención de todos los estudiantes, sus ojos rojos le daban un aspecto macabro, el pelirrojo sabía que se estaba metiendo con ella, y eso no le convenía.
—¿¡Qué les sucede a todos hoy!?—gritó con frustración mientras salía de la biblioteca a grandes zancadas.
Desde que Harry salió sorteado en el cáliz, los Hufflepuff han estado más irritantes que nunca, Venus no podía creerlo, los Hufflepuff se supone que son los amables, los leales y los justos, ¿Qué mierda? Y los Slytherin simplemente aprovecharon esto para jugarlo a su favor.
La chica se encontraba caminando por los pasillos del castillo, hasta que vió a unos alumnos de túnicas verdes y supo que algo andaba mal, pues se encontraban entregando una especie de botones a varios alumnos. Decidió acercarse a ellos a un paso rápido.
—Oh, D'Angelo, ¿Acaso quieres un botón? No sabía que los Ravenclaw también apoyaban a Cedric pero está bien.—dijo un muchacho rubio del cual Venus no sabía el nombre.
El chico le extendió un botón que tenía la cara de Cedric, ni siquiera se molestó en leer lo que decía, pues casi al instante se tornó de un color verdoso con la cara de Harry que decía «Potter apesta.» y fue eso lo que colmó su paciencia ese día.
Con su mano, tiró todas las cajas con esos botones y los regó por el suelo. El rubio la miró con molestia.
—¿Quién te crees que eres?—gruñó molesta.
—¿Acaso no lo sabes? Soy Draco Malfoy y mi padre se enterará de esto.—escupió el rubio con la cara de un tono rojizo a causa del enojo.
A la chica le causó gracia, así que tomó el aspecto del rubio y comenzó a imitarlo.
—¡Mi padre se enterará de esto!—imitó la chica mientras volvía a la normalidad.—¡Son unos malditos imbéciles!
Se fué de ahí, dejando solo a Draco y a sus cómplices que comenzaron a recoger los botones del piso. Venus se dirigió hacia el patio, dónde sabía que encontraría a Cedric, pues varias veces lo había visto ahí. Estaba enfadada, ¿Él dejaba que usaran su cara para difamar a Harry? No podía creerlo.
Quizás Venus se equivocó con él.
Cuando lo encontró, lo vió sentado acostado charlando con sus amigos, pero cuando se dió cuenta de que Venus estaba caminando hacia él, se levantó rápidamente con una sonrisa.
—Ho--
Cedric no pudo decir ni una palabra, pues Venus lo interrumpió, molesta.
—¿Por qué dejas que usen estos jodidos botones con tu cara? Contéstame.—preguntó bruscamente.
Diggory estaba avergonzado, su rostro estaba más sonrojado que de costumbre. Ni siquiera se atrevió a sostenerle la mirada.
—Les dije que no los usaran pero no me hicieron caso.—murmuró, no podía mirarla, sabía que la había cagado.
La chica de los ojos rojos río sarcásticamente. Esa respuesta la había hecho enfadar aún más.
—¿Ah, si?—preguntó y el chico asintió.—Bueno, se nota tu esfuerzo. Me equivoqué contigo, Diggory, eres como los demás.—dijo esto último con pesar.
El chico no dijo nada, pero sus amigos, que habían escuchado todo, si lo hicieron.
—Calma a tu novia, Cedric.—dijo uno y Venus lo miró con una ceja enarcada.
—No soy su novia y no me voy a calmar, imbécil.—respondió y se giró, ahora que tenía la atención de todos iba a hacer un anuncio.
Se aclaró la garganta, varios alumnos más llegaron para ver lo que iba a hacer.
—¿Qué les sucede? ¿Qué sucedió con Hufflepuff?—preguntó.—¿Qué pasó con los amables estudiantes que te ayudaban si necesitabas algo?—Venus no sabía que pensar.—Creo que este torneo nos está separando como escuela, no solo a Hufflepuff y Gryffindor, sino a todos, y los tejones son los que nos mantienen unidos, ¿Qué no lo saben?—para este punto, la chica estaba tan estresada que estaba a punto de llorar.—Estoy muy decepcionada de ustedes.—dijo para finalizar.
Se marchó de ahí, seguida de la mirada de todos los alumnos.
Había sido un golpe bajo, Venus siempre había sido amable con todos los Hufflepuff, incluso cuando había partidos de quidditch, los apoyaba a ellos cuando su casa no estaba jugando. Y fue cuando algunos abrieron los ojos, unos creían que ella tenía razón, mientras que otros la odiaban por defender a Harry.
Pero Cedric sabía que ella tenía razón y se comportó como un idiota.
