Capítulo 1

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Era el día, me iría a vivir con una vieja amiga de mi hermana. Mary había buscado un lugar donde quedarme, ella me ayudaría económicamente, hasta que pudiera llevarme a vivir con ella. Había llegado a un acuerdo con su amiga, para que me quedase en su casa por un tiempo indefinido. Mary desde años atrás, se estableció en España, había vuelto especialmente para tratar de llevarme con ella, pero simplemente no se había podido concretar, por más que ella quería y yo también.

Las primeras semanas en la casa de Shirley, extrañaba pasar tiempo con personas de mi edad, en la casa éramos sólo, Shirley que rondaba sus 30 y picos, su hijo de 4 años Andrés y yo de 15 años. Los minutos se me hacían eternos, encerrada entre cuatro paredes, era un calvario. Cuidaba de Andrés, mientras su madre iba a trabajar. Al caer la noche, Shirley llegaba a casa, hacíamos de cenar y cada quién se iba a dormir, sí, era más emoción de la que mi cuerpo y mi cerebro, podrían soportar. Nótese el sarcasmo.

Ya había pasado un mes desde que me había mudado, todo iba bien, sin novedad alguna, eso era lo que más me estaba aterrando, mi vida nunca había sido tranquila, por más que tratase de tener una vida en paz, eso no era posible. Por lo menos no para mi.

Ese día estaba sola en la casa, Shirley estaba en el trabajo, la abuela de Andrés lo había pasado a recoger, para llevarlo ese fin de semana a su casa. Estuve todo el día y parte de la tarde escuchando música, amo la música y adoro cantar, soy de las personas que escuchan una canción y siempre se transportan a recuerdos, por más tontos que fuesen.

Eran alrededor de las 7 de la noche, cuando decidía, salir de mi encierro, me había duchado, me había puesto un short de mezclilla, rasgado, una blusa de tiras negra y unas sandalias negras, estilo romanas, trenzadas en las piernas, dejé mi cabello suelto y salí. Me dirigí a comprar cualquier cosa, que me endulzara la vida; en el camino, había un grupo de muchachos reunidos hablando tonterías, me miraron, yo seguí de largo, llegué a la bodega, me decidí por una chupeta de fresa, emprendí mi marcha nuevamente, sin destino alguno, luego había comenzado a regresar a casa, de camino aún seguían los muchachos anteriores. Sin mucha importancia saboreaba mi chupeta, de entre ellos alguien dice:

- Oye odiosa, dame chupeta.- Dijo alguien entre el grupo de muchachos.

- ¿Quieres?.- Dije al voltear, buscando al dueño de la voz.

- Sí, quiero chupeta.- Dijeron en respuesta, se notó la arrogancia en su voz.


Y de inmediato reconocí a quien respondió, era el tipo más egocéntrico y petulante que había conocido. Estaba segura, que si lo hubiese pedido con amabilidad y no con su voz de autosuficiencia, quizás... Juro que si hubiese sido otro y no él. Le hubiera regalado mi chupeta sin chistar, pero ese no era el caso, y yo no era tan buena como muchas veces quería ser.


- Pues, ¡Comprate una!.- Dije mordaz y sin culpa.

- No, ¡Yo quiero es de tu chupeta!.- Dijo él, mientras elevaba una de sus cejas.

Yo, ya estaba que le quería dar una tunda, para que dejase de hacer esos tontos gestos y hacerlo comer polvo, delante de sus amiguitos.


- Entonces, ¿Quieres de mi chupeta eh, estás seguro?.- Dije con el tono más coqueto y ofrecido que me salió en el momento, el me escudriñaba con su mirada.

- Sí, estoy más seguro de lo que crees muñeca.- Sacando su mejor sonrisa de lado, mostrando sus perfectos dientes blancos y sus gruesos labios rosados, enmarcados en una pequeña barba saliente. Maldecí en mi mente, porque el muy estúpido estaba disfrutando del momento.

- Pues, !Toma tu chupeta!.- Dije, mientras como podía, trataba de arrancar el palillo de la chupeta que tenía en mi boca.


Al lograr mi objetivo, fijé mi vista en él, mi mano derecha sostenía el palillo que aún estaba en mi boca, sin apartar mi vista, del tipo egocéntrico, hice caer el palillo con fuerza a mis pies. sus ojos marrones oscuros brillaron, aceptando el reto plasmado en los míos.

Mi Vida Vol. 1 (Trilogía 3 Hombres)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora