Capítulo 24

276 14 11
                                    

—¡Ya bájame... Suficiente tuvo la pobre señora en verme hacer cosas impropias para una dama... Como para que tú le sigas dando una mala imagen de mí!. —Dije entre dientes mientras lo golpeaba en la espalda.— ¡Bájame ya bestiota... No quiero mostrarle mi culo a tu madre!.

—De la nada has pasado de un siglo a otro. ¿impropias?. —Preguntó él divertido.— Mi lady, no pretendía tal canallada con usted. Está claro que en su presencia no me puedo controlar, y mi lado más primitivo saca lo peor de mí. —Dijo bajando mi cuerpo de su hombro.

Yo lo veía embobada, y es que ese hombre derretía mi juicio. ¡Sí, claro. Como si tuvieras juicio alguno!.

Estábamos en el pasillo de las habitaciones, saliendo en dirección a la cocina.

Me acorraló contra una de las paredes, sus brazos estaban a cada lado de mi cabeza, apoyados contra la fría y dura estructura, mientras su cara estaba a escasos centímetros de la mía.

—¿Usted qué piensa de mi comportamiento mi lady? ¿Cree que es totalmente impropio y fuera de lugar?. —Dijo sobre mis labios.

—No... No, señor... Así... Me gusta. —Dije esperando que me comiera la boca, lo deseaba con ansias.— ¿Podría acercarse un poco más?.

—¿Está segura...? No quisiera arruinar su honor y reputación si alguien nos viera así de cerca... —Dijo siguiendo con el juego. Yo estaba en tensión.

—Creo que ya es muy tarde para para eso... Le he dado mi virtud señor. —Dije sobre sus labios en un susurro. El se sonrió.

—Y lo he disfrutado como no tiene idea... —Dijo tomando mi labio inferior ejerciendo una fuerte succión, al tiempo que sus manos recorrían mis costados.— No hay mejor lugar donde quiera pasar el día entero, que enredado en su lecho... —Dijo cogiendo a manos llenas mis pechos y apretando sus manos sobre estos. Mis pechos se endurecieron al instante, gemí por sobre lo bajo.— ¡Pero mi madre nos está esperando!.

Y así, me traía de vuelta a la realidad.

—¡Eres de lo último vale! ¿Como puedes matar el momento así?. —Dije totalmente roja, frustrada y avergonzada.

Él me halaba para salir del pasillo. Y yo halaba en contra.

¿No te da vergüenza tan siquiera intentar escapar de ese gigante? No te engañes... ¡Déjate llevar, no es como si se le fuera difícil forcejear contigo!

¡Tienes razón!.

Yo me puse lo más pegada que podía a la espalda del tirano. Si no salía de allí, nadie se daría cuenta de mí. ¡No tenía mejor plan!.

—¿Te has dignado a dejar a la muchacha en paz por fin? ¡No parecías querer dejar de hacer lo que hacías!. —Dijo la señora apenas vio a Alexander.

¡Lo que faltaba, ahora la vieja me trataría como la más puta de todas las putas y me lo restregaba en la cara!.

—¡Madre...!. —Dijo Alexander tratando de advertir a la señora, para que fuera un poco más amable.

¡Vamos señora... Sea solo un poco más amable, no pido mucho!.

—¡Oh, al menos sabes quién soy... Porque fui la última en enterarme de que estabas aquí!. —Dijo la señora a Alex. Se oía enojada.

—Lo siento ¿Está bien?. Ni yo sabía que estaría aquí hoy... —Dijo él.

—¿Porque la escondes? ¿Crees que la haré como parte del desayuno?. —Dijo ella indignada.

Con ojos apretados, por primera vez en mi vida... ¡Quería morirme!

Le ofrecería mi alma a "Crowley" solo por sacarme en ese momento de esa pesadilla.

Mi Vida Vol. 1 (Trilogía 3 Hombres)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora