Me había bañado en completa soledad... Mental y físicamente. Había llorado como hacía tiempo, ya no lo hacía. Las lágrimas salieron a pedido de orden. Sin pensarlas mucho. Con un dolor que me carcomía.
Todo era más fácil cuando simplemente no lo aceptaba, cuando simplemente había sido un tipo, que casi, casi, me cogía por calentura, porque estaba bueno, porque me encantaba, porque era malditamente sexy. Porque era eso, que todas soñamos con tocar y ver... Pero no todas podemos tener... Esos tipazos de revistas, dueños de todos y cada uno de los suspiros robados al aire, de los más tórridos sueños húmedos, de las fantasías más desquiciantes de una mente femenina.
Salí de la ducha, tome una toalla blanca que estaba delicadamente doblada sobre el quicio de la encimera del baño, y me envolví con ella. Al mirar el espejo, todas las imágenes se aglomerado en mi cabeza. Mis dos manos estaban grabadas sobre este. Sin querer un suspiro se escapó de mis labios y una media sonrisa también.
Me dirigí a la habitación, pensando que Alex debía de estar allí... Pero no fue así... Me encontré con una rubia, alta de piernas interminables recostada del escritorio de roble que estaba en una esquina de la habitación. De inmediato me sorprendí.
—Hoola... Así que, eres tú. —Dijo la susodicha mirándome de la cabeza a los pies, con prepotencia.— Traté de dar contigo desde hace más o menos un mes.
—¿Conmigo?.
—Si, después de que Nick descubriera a Kenneth, follandote en el baño de la oficina, quería saber quién era la golfa cinco estrellas que hacía que el hombre perfecto, Sr. Seriedad, perdiera la cordura, a tal punto, de follar como una persona normal, en el trabajo. Eso no va con el. ¿Qué has hecho? ¡Comparte tu secreto!. —Dijo la tipa acercándose a mi.
No sabía explicar, que me perturbaba más en ese instante, el que la tipa esa estuviera en la habitación, el que me estuviera llamando golfa, el que haya recalcado que Alexander haya roto una de sus reglas morales. O el que saliera ese nombre otra vez al ruedo.
Kenneth... Solo lo había escuchado una vez... Durante la salida al restaurante, de parte de la boca de Carlos y también de la de Alexander al presentarse con la zorras de Lissa y China.
—Eres demasiado pequeña para un hombre como él... Déjame verte chica, no te voy a comer. —Dijo la tipa con una sonrisa maléfica en su cara.— ¡Mierda...! ¿Este era el secreto? Le gustan las niñas virginales. —Dijo la tipa luego de abrir desmesuradamente sus ojos al ver mi rostro.
Tenía una toalla en la cara, cuando salí del baño. Lo único que se vieron en todo momento fueron mis ojos.
—¿Cuántos años tienes? ¿No estás como muy pequeña para meterte con tipos grandes?. —Preguntó ella con una de sus perfectas cejas depiladas, elevadas en mi dirección.— No, tranquila... No tienes que responder, se muy bien la respuesta. —Dijo sin dejarme hablar y como si de verdad pudiese leer la mente de los demás.— Es que mientras más grandes mejor... Más grande la tienen, Más experiencia tienen y ¡Más plata también! ¿No es cierto? ¡Debes de saber eso mejor que yo!.
Yo estaba como lela, no paraba de preguntarme ¿Quién demonios era Alexander?. ¡A buena hora te lo preguntas...! Luego de que tuviste dos faenas intensas con el tipo... ¿Ahora sí es momento de preguntar? ¡Definitivamente tienes tus prioridades revueltas!. Sí, mi yo interno tenía razón, pero ¿Qué podía hacer?.
—¿Porque tan perturbada? Te comieron la lengua los ratones?.
—Ya que deseas oír mi voz... Vamos a complacerte. Ni lo uno, ni lo otro. —Dije haciéndole de frente a la Barbie oxigenada. Definitivamente en mi otra vida tuve que haber sido hombre... ¡Tengo una maldita suerte con las rubias!.
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Mi Vida Vol. 1 (Trilogía 3 Hombres)
RomanceYeisi es una chica que ha pasado por mucho, desde muy pequeña se vio obligada a separase de su familia. Su hermana mayor luego de años fuera del país, se la quiere llevar consigo, pero no puede por la edad de Yeisi, ella la envía con una amiga. Es a...