Capítulo 20

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El pinche teléfono no cesaba de sonar, tenía tanto sueño, que simplemente hubo un momento en el que dejé de escucharlo y seguí junto a Morfeo. Él y yo, teníamos una buena relación, me era simplemente delicioso estar entre sus brazos... Pero está vez, resultó algo desesperante, y es que, sentía como si hubiese corrido la maratón de mi pinche vida. No tenía explicación para ello, más que el hecho que, en este nuevo encuentro con Morfeo, él extrañamente se me parecía a Alexander. Era inquietante, sentía que era él. Pero a la vez, veía a mi viejo y muy conocido, Morfeo, el rey de mis sueños, el que me hacía descansar con serenidad.

Tienes un grave problema...
¡Ya deberías rendirte y aceptar ayuda...
Ayuda profesional!.

Bueno, no tuve otra opción que abrir mis ojos, los que se encontraban como pegados con "Pega Loca", en mi cabeza sonaba la dichosa propaganda, "Pega Loca... La Pega que Pega, como Loca". ¡Sí, ya debía despertar!.

Y así lo hice, comencé la tarea de hacerme ver con vida, menos zombie. Así me cepille los dientes, deshice la liga que sujetaba mi cabello enrollado, y se hizo la magia. Mi cabello cayó en en cascadas de pequeños tirabuzones, muy bonitos. Me encantó, lo que me fascinaba aún más, era el olor que esté siempre desprendía. Y es que me encantaban las cosas naturales, y no cambiaba de shampoo, desde hace miles de años.

Mi shampoo era marca Yeisy. Sí, y no les estaba tomando el pelo, debía comenzar el papeleo de la patente.

Me encantaba el olor a frutas, frutas como el coco, el kiwi, melocotón, durazno, manzana verde, entre otros... Y mi cabello olía tal cual, y por ser totalmente natural, contribuía en Pro del Planeta y mi cabello estaba fuerte y saludable. Él hacía milagros... Hacía crecer el cabello...

Bueno, terminando con la publicidad.

Ya me encontraba lista, cogí mi mochila, mi teléfono y salí hacia la cocina, para encontrarme con Kenya. Quien ya debía de estar más que despierta y ansiosa porque saliéramos de una vez. Ella por nada del mundo, podía retrasarse, y es que, el primer día de clases, le tocaba una gran conferencia con dos de los mejores artistas plásticos del país, quienes harían una exposición abierta con algunas de sus últimas obras, que sin haber aún estado en físico, ya estaban vendidas. Se estimaba que por varios cientos de dólares.

Kenya, de seguro no había podido dormir de los nervios, de seguro tampoco le quedaban uñas. Iba con esos pensamientos a la cocina y cuando llego, me encuentro con...

La nada ¿Sería que Kenya se había ido sin esperarme? ¡Vaya, que estaba emocionada!. Me acerqué a la ventana que daba a la cochera y allí estaba su auto. Entonces sabía que aún estaba en casa. Me dirigí a su dormitorio.

—¿Kenya puedo pasar?. —Pregunté tocando la puerta.— ¡No oigo un no como respuesta!. —Dije en voz alta para que supiera que entraría de todos modos.— ¡Kenya párate! ¡Mira la hora que es, ya se acabaron las vacaciones!. —Dije apenas pude ver que la susodicha estaba envuelta en sus sábanas babeando y roncando. —¡Párate!. —Dije abriendo de par en par, las espesas cortinas, dejando que la luz de la mañana, colara por las ventanas. —¡Vamos, párate niña! ¿Quien te ha mandado a acostar, tan tarde? ¡Nadie te manda!. —¡Diablos, ya sonaba como una mamá!.

Comencé así a desenrollar el cuerpo de Kenya de las sábanas, pero está hacía como un gusano y volvía a enrollarse, tal cual, un burrito. Volví a destaparla y ella trató de hacer lo mismo.

—¡Ni lo pienses! Tu no llegarás más tarde a tu increíble conferencia y definitivamente yo no faltare a mis clases, ¡Lo siento!. —Dije agarrando a Kenya de uno de sus pies, y halandolo, para así sacarla de la cama. A esta, ni le importó, ni siquiera abrió los ojos. —¡No me tocará de otra, que arrastrarte de una pata, por toda la casa, quizás por toda la ciudad!. —Dije mientras arrastraba el cuerpo de Kenya al baño.

Mi Vida Vol. 1 (Trilogía 3 Hombres)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora