-¿Quién eres tú?- Pregunté. El chico ladeó la cabeza en señal de confusión.
-¿No me reconoces?- Me preguntó. Negué con la cabeza. - Soy Haiku, tu perro.- Me sonrió.
-¿Qué?- Pregunté confundido. El no puede ser Haiku. Él no es un humano. - Mientes.-
-¿Por qué te mentiría?-
-Porque Haiku no es un humano.- Respondí alejándome.- Él es un perro.-
-Creo que estás equivocado.- Rió.- Yo soy Haiku y no soy ni humano, ni perro. Soy un demonio.-
-Imposible.- Negué rápidamente.- Tú no eres Haiku. Si estás tratando de hacerme una broma, entonces no tiene gracia alguna.-
-Shiro, no te estoy haciendo ninguna broma.- Dijo serio.- Yo soy Haiku y estamos en la dimensión de la que yo provengo. La dimensión de los demonios.-
Ahora que lo veo bien, realmente sí se parece a Haiku, su pelaje negro y blanco, sus ojos azules, un hermoso collar rojo... ¡Ese chico se parecía a mi perro en todo!
-Pero, ¿Cómo?- Pregunté asombrado.
-Por si no lo sabías. Los demonios podemos cambiar de forma, según la dimensión en la que estemos.- Sonrió mostrando sus dientes. Tenía unos grandes colmillos.
Recapitulando, aquel chico era un demonio que se había convertido en mi perro, gracias a la dimensión en la que vivíamos y habíamos viajado a otra dimensión, ¿La razón? La desconozco.
Pero Haiku debería saberla, ¿Verdad?
-¿Por qué viajamos a tu dimensión?- Pregunté.
-Por esto.- Señaló su corbata.- Parece que pasó algo a la hora de quitárme el collar.-
-¿Sabes que fue?-
-No. Realmente no.- Suspiró.
-¿Sabes la forma de regresar a nuestra dimensión?- Pregunté con preocupación. Quería volver a mi dimensión.
-No, lo siento.-
-¿Entonces cómo es que tú llegaste a mi dimensión?- Pregunté confundido. Si Haiku sabía cómo había llegado, podríamos hacer lo mismo y volver.
-Fue una maldición o algo así.- Respondió con simpleza.- Un día era un demonio y al otro un perro gracias a un chico que dijo que se vengaría de mí.-
-¿Qué le hiciste?-
-Justamente eso me pregunto, realmente no lo había visto en mi vida.-
Todo se quedó en silencio durante unos minutos.
-Bueno, supongo que tendremos que hayar la forma de volver. - Me levanté del suelo y me acerqué a él.- Vamos, Haiku. Hay que dar un paseo.- Le sonreí al mismo tiempo que le daba la mano para ayudarlo a levantarse. Sus piernas se tambalearon a la hora de caminar.
-Ha pasado tanto tiempo desde que soy un perro que ya olvidé como se caminaba.- Rodó los ojos. No pude evitar reírme.
-Bueno, no te soltaré hasta que lo recuerdes.- Lo tomé del brazo de una forma fuerte y firme.
[...]
-Shiro.- Me habló después de un largo rato de caminata.- ¿Al menos sabes a dónde vamos?- Me preguntó cansado.
-No, realmente no.- Contesté honesto.
-Si seguimos este camino, según recuerdo, llegaríamos a un pueblo.- Me dijo pensativo.
-Bueno, quizá en el pueblo sepan cómo podríamos volver.- Sonreí esperanzado.
-Lo dudo.- Mi sonrisa se borró.
-¿Porqué?- Pregunté. Quería una explicación de por qué dudaba que lo supieran.
-Bueno, ese demonio que me lanzó la maldición realmente no parecía un demonio común. Tenía un aura rara.-
-Ya veo.- Respondí pensativo.- Aún así existe la posibilidad de que sepan algo sobre esto, hasta lo más mínimo nos sirve en este momento.-
-Ya lo sé. Pero te estoy diciendo que dudo que tengan información.-
[...]
-Te lo dije.- Me habló el demonio.- Aquí está el pueblo del que te hablé.-
-Sí, bueno, ahora tenemos que preguntar por información.- Busqué alrededor. - Disculpe.- Llamé a un hombre que pasaba por ahí.- De casualidad, ¿Sabrá algo acerca de los cambios de dimensiones?- Pregunté.
-No, lo siento.- Se fue.
-Te lo dije.-
-Disculpa, ¿Acaso preguntaste algo acerca de los viajes entre dimensiones?- Preguntó una hermosa chica de cabello café, ojos amarillos como la miel, un collar del mismo color, lentes de pasta negra y orejas y cola de gato del mismo color que su cabello.
-¡Sí!- Respondí inmediatamente.- ¿Tú sabes algo?- Pregunté rápidamente.
-Tengo información que podría servirte.-
-Dinos todo lo que sepas.- Dijo Haiku.