Teníamos que encontrar el corazón del demonio puro, ¿Pero dónde?
Me negaba a tener que sacrificar a un bebé o un niño.
Incluso con un adolescente.
Podíamos intentar con un adulto o una persona mayor pero el problema era que muy pocos eran puros después de los 13 años.
-Esos tipos de demonios están extintos.- Dijo Cate rendida.
-¿Hicimos esto para nada?- Preguntó Haiku con tristeza.
-¡No!- Grité levantándome del sofá.- ¡No podemos rendirnos ahora! No después de estar tan cerca de conseguirlo.-
-Pero, ¿Dónde?- Preguntó Cate.- Es casi tan difícil como encontrar una aguja en un pajar.-
-O ensartar el hilo en la aguja.- La apoyó Haiku.
-O saber que fue primero. ¿El huevo o la gallina?-
-O...- No lo deje terminar.
-Está bien. Ya entendí.- ¿Quizá un animal?-
-¡Los animales no son demonios tonto!-dijo Cate riéndose,era una chica divertida que casi siempre reía.Pero no era el momento.
-¡Pues ustedes digan Yo no sé nada sobre esta dimensión. Ustedes en cambio sí. ¡Ustedes deben saber dónde encontrarlo!- Grité.
-Creo saber de uno. Pero no sé si acceda.- Haiku y yo nos acercamos a Cate a la velocidad del rayo.
-¿Quién?- Preguntamos al mismo tiempo.
Al fin, sabíamos de alguien que tenía un corazón puro y era de la raza de los demonios. Sonreí al pensar que por fin volvería a casa.
-Bueno, tiene unos ojos azules como el cielo.- Comenzó a describirle.- El cabello negro, tanto que parece la noche, pero al final tiene unas puntas blancas, muy blancas. Parece un zorrillo.- Se rió.- Usa una blusa negra y una corbata roja que recuerda a un collar, unos tenis converse... Y está enfrente de mí.- Mi sonrisa se borró.
¿Haiku? ¿Hablaba sobre Haiku? De ninguna manera. No estaba de acuerdo.
Haiku empezó a pensar, como si aquella locura fuese una posibilidad.