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Nam WooHyun sabía que SungGyu lo estaba evitando.

No era tonto. No era ciego. Desde esa tarde en que le había propuesto matrimonio que SungGyu apenas salía de su casa, ni siquiera a su patio, y era claro el por qué.

El pobre omega había negado con la cabeza, demasiado aturdido, y sin dirigirle otra mirada tomó en sus brazos al rechoncho SungJong, entrando a su casa, cerrando con un portazo.

WooHyun se apoyó en la barra del balcón, mirando hacia el patio del omega mientras exhalaba el humo del cigarrillo. Sabía que debía verse como un depredador, como un psicópata esperando a su víctima, pero si era sincero, no le interesaba mucho.

Quería a SungGyu. Lo quería a su lado, compartiendo su casa con él, acostándose a su lado todas las noches, mirándolo con esa preciosa sonrisa con la que observaba a su hijo.

Y ningún bebé iba a impedir aquello.

Sabía que era soltero porque no había visto a nadie más en esa enorme y vacía casa. Además, le había preguntado a MyungSoo y SungYeol, amigos de él y pareja que vivía a su lado, quién era el omega que vivía allí.

Nunca antes se había sentido tan atraído por un omega: normalmente, detestaba lo empalagosos y pegajosos que eran, pero SungGyu era distinto.

Lo podía ver en su triste mirada, en su comportamiento tímido.

Le llamaba la atención, y verlo cuidando el jardín, cantándole a su bebé, le hacía desear más cercanía, más contacto.

Sabía el motivo del rechazo de SungGyu.

SungJong era todo lo que le quedaba al omega, su mundo entero, y aceptar un compromiso con otro alfa era renegar de eso.

Las reglas para los omegas en ese mundo eran claras:

La primera, y más importante, era la obediencia total hacia los alfas.

La segunda, era la fidelidad eterna hacia tu alfa.

La tercera, y no menos importante, era deshacerse de tu hijo si quedabas solo y otro alfa te quería para sí.

Porque un hijo de otro matrimonio era la clara prueba para el nuevo alfa de que el omega le perteneció a otro, y los celos podían provocar un desastre.

SungYeol le había dicho eso cuando hablaron sobre SungGyu, que luego de la muerte de su alfa, el omega no parecía interesado en buscarse otra pareja. No cuando tenía a SungJong.

Sin embargo, WooHyun no era tonto, y sabía que tarde o temprano SungGyu lo iba a necesitar. Sabía que el omega no trabajaba, por lo tanto, el dinero iba a escasear en algún momento. Y SungGyu no era idiota, no podía permitirse quedar en la calle con un bebé, siendo una presa fácil para el resto de alfas que ni siquiera le preguntarían si quería ser su omega.

Por supuesto, WooHyun pensaba jugar todas sus cartas allí y lograr seducir a ese pequeño y tierno omega que parecía haberse metido en su piel como nadie.

SungGyu quería fingir que todo estaba bien, así que ese día se dijo que nadie lo iba a arruinar.

Se puso de pie, frotando sus ojos, viendo a su pequeño SungJong todavía dormido al lado de su cama, y le revolvió el fino cabello oscuro, dándole un besito en la frente sin querer despertarlo.

Desde lo que pasó con WooHyun, días atrás, que podía a notar a SungJong nervioso, y sabía que era porque percibía que algo con su mami no estaba bien. SungGyu no quería asustarlo, así que se estaba enfocando sólo en él para no dar rienda suelta a la histeria.

❥| Kilig╰☆╮Yuanfen | ➳[WooGyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora