«Alguien se quiere ir, y no soy yo.»

146 18 6
                                    

Wonwoo se sentía culpable. Sabía que la había cagado con Mingyu y su novia. Sabía que no debía ser así de directo. Pero estaba tan, pero tan frustrado, con sentimientos encontrados. 

Quería a Mingyu, pero tampoco quería romper a Mingyu. No quería corromper su relación con su novia por querer estar con él. No era lógico romper la relación de otros para construir la propia. ¿En donde está el sentido de hacerle daño al otro? 

Pero estaba tan encantado, y embelesado por el chico alto, que sus principios eran casi nulos. No era necesario recalcar que estaba enamorado, pero sí, lo está y lo estaba, probablemente también lo estará. No iba a bajar sus armas ahora que podía surgir todo.

Era lunes por la mañana. Era un día soleado, fastidioso para Wonwoo. Probablemente sus planes sería hablar con sus amigos en los recreos. Estaba en eso, cuando un chico alto estaba en su frente, en pleno almuerzo. Era Mingyu, un Mingyu bastante desarreglado y un poco ojeroso, cansado de todo. Sus cabellos revoltosos y el ajeno chico que Wonwoo nunca había visto en su cara. Parecía muerto, parecía otra persona, un zombie. Wonwoo estaba asustado.

—¿Podemos hablar?

Wonwoo inmediatamente dejó su almuerzo de lado, seguro vomitaría, y se levantó para ir con él. Mingyu tomó su mano, se veía enojado. Se veía tan enojado, que Wonwoo podía sentir el humo salir por sus orejas. Estaba desconociendo todo, estaba desconociendo todo lo que su cabeza procesaba. El castaño mayor estaba tan sorprendido que sólo corría detrás de el más alto.

Mingyu abrió la puerta de la conserjería, donde olía a químicos de limpieza y estaba llena de trapeadores y carteles de que el piso estaba mojado plegados en una esquina. Mingyu empujó a Wonwoo dentro, tambaleándose un poco mientras chocaba con una repisa de productos de limpieza, que cayeron por los lados de el mayor.

—No era necesario esto. Pero deja de cagarme la vida.—Cerró la puerta con suavidad en comparación de el empujón que le dio a el mayor.—En serio, mi novia rompió conmigo, porque pensó que era gay.... ¡Por ti! ¿En serio es necesario que estés tan pegado a mi?—Preguntó con sarcasmo, suspirando y acercándose a el mayor. 

—Perdón, yo nunca busqué causarte problemas.—Con la mayo tranquilidad, se irguió, tratando de igualar la gran altura de Mingyu, imposible.—Sólo buscaba apoyarte.

—No me conoces, no me puedes apoyar.

—Sí te conozco, porque si no, no hubieras respondido como lo hiciste.—Abrió los ojos y empujó a el menor.—Ahora, si me permites, debería de salir de aquí, antes de que piensen que nos estamos besando.

—De aquí no sale nadie.—Tomó de el brazo a Wonwoo, lo apegó a la repisa con sus manos a los lados, y le sonrió con ironía en sus aires.—No sin antes dejarte en claro algo.

—Dime, te estoy dando al menos la cara.

—No eres nadie para mi, no me conoces, y no vuelvas a meterte en mi vida. Ahora, déjame en paz, y vete a conseguir novia... O novio.—Azotó una vez más el cuerpo de Wonwoo con la repisa y le dio un golpe en la pierna. 

El mayor se quejó de dolor y cayó al piso con los botes de limpia pisos a un lado. Mingyu cerró la puerta dejando a el adolorido castaño en el suelo, a punto de quebrarse en sentimientos. 

Se rindió, y lloró.

Definitivamente era alguien inalcanzable. Era alguien a quien no podías tocar, como en un museo, una escultura que no puedes llevarte, pero que sí puedes ver. Podías visitarla, verla de lejos, pero nunca tomarla y llevarla para decorar tu habitación. Alguien inalcanzable como una mansión en una isla, así de inalcanzable. 

Querida Rosa; MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora