PERFECTO

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Sábado, 15 de mayo de 2119.
23:05 horas.

El elevador a la plataforma de ocio Intramurs de Valencia acababa de detenerse. Sus imponentes puertas se estaban abriendo.

La música electrónica escapaba amortiguada de los garitos. Las luces de neón se reflejaban sobre los vapores de los conductos de ventilación. La atmósfera era densa e hipnótica. Tres chicas vestidas de gatas iridiscentes pasaban riendo escandalosamente por mi lado mientras el holograma de un chaval con una cresta flúor me atropellaba de frente. Hacía demasiado tiempo que no salía por la noche, me sentía oxidada y fuera de lugar.

El grueso suelo transparente de la plataforma dejaba ver, iluminado bajo tus pies, el oscuro mar que cubría casi todo el planeta y los restos de algunos edificios supervivientes del casco antiguo de la ciudad.

El club Cathedral estaba situado justo encima del emblemático templo gótico. Sobre sus azules cúpulas, las vidrieras rotas de las torres y la gruesa piedra de la nave central, se proyectaban anuncios cambiantes y personalizados para cada observador.

Mi ansiedad iba en aumento. ¿Estaba dejando de ser fiel a mis pragmáticos principios solo porque me sentía sola?

Giré la esquina y allí estaba él. No había duda alguna, era perfecto.

Me esperaba justo como yo había solicitado: apoyado al lado de la puerta del local, vestido con un mono anti-radiación color azul petróleo, a juego con el mío. Se acercó a saludarme de una forma tan natural que me quedé impresionada.

—Hola, tú debes de ser Sara. Yo soy Romeo, aunque esto ya lo sabes, claro —Diciendo esto me guiñó un ojo y me deleitó por primera vez con su media sonrisa arrebatadoramente sensual—. Eres preciosa. Dos besos ¿No?

Yo, la exigente Sara que tachaba de anti-natural la introducción de los androides de compañía en la sociedad, estaba acudiendo a una cita con un robot de última generación, diseñado expresamente para complacerme.

Después de la segunda copa mis nervios ya eran historia. ¿No había pagado una fortuna para darme este homenaje?

Su conversación era interesante y se preocupaba por hacerme sentir bien. Unas copas más y bailamos como locos hasta altas horas de la madrugada. Se movía genial, era muy sexy y tenía un físico de escándalo. Me tocaba con delicadeza y a ratos me agarraba con fuerza. Yo sudaba desmelenada. Me mecía en un trance de luces estroboscópicas, al ritmo de los graves del cyberpunk que retumbaban en mi pecho. Él solo tenía ojos para mí, aunque claro, era literalmente mío y eso resultaba excitante.

De vuelta a mi módulo paramos a comer algo. Me sorprendí a mí misma acariciándole la mano, sintiendo su cálida piel nano-orgánica, y mirando embobada cómo movía sus sugerentes labios mientras me hablaba.

—Sara, yo estoy muy a gusto contigo, pero debes escucharme atentamente un momento, por favor —Salí de mi encantamiento. Pasé a contemplar sus divinos ojos rasgados y su mirada era seria—. Debo preguntarte si estás realmente segura de que quieres que pasemos al siguiente nivel.

 Debo preguntarte si estás realmente segura de que quieres que pasemos al siguiente nivel

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