Capítulo 27: El Gas. Part 2. (TW)

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Enfermos Mentales. Capítulo 27: El Gas. Part 2.

(Advertencia de contenido de sensible)

Una perdida y lúgubre Elizabeth se tambaleaba por los pasillos del internado como alma en pena. Luego de haber perdido de vista a sus amigos, comenzó a sentir como algo cambiaba dentro de ella. Se metió en la primer habitación que vio, tratando de mantenerse segura. Pero se quedó encerrada, encerrada en su prisión mental, la peor de todas. No supo cuánto tiempo estuvo ahí, quizás horas, pero ya no aguantaba más. Cuando pudo se levantó y trató de salir a buscar a sus amigos, pero ni siquiera sabía si los pasillos que veía eran reales o no. A veces veía un pasillo lleno de sangre y psicópatas caminando concentrados en los suyo, pero luego parpadeaba y cuando abría los ojos, se encontraba caminando descalza por un puente sobre lava, rodeada de demonios que amenazaban con tocarla.

Cerró los ojos, prefiriendo no ver nada. Se lanzó a un lado quedando recostada de la pared, deslizándose hasta el suelo para quedar nuevamente sentada; con su despeinado cabello castaño hasta la cintura arropando su torso y brazos, se quedó otro buen rato, escuchando gritos provenientes de todas direcciones. Eran como garras rasguñando su tímpano sin compasión. De pronto hubo una voz más predominante que las demás voces distorsionadas. Una voz que repetía una y otra vez lo mismo. “¡Elizabeth, Elizabeth!”

—¡Elizabeth! —llamó Bethany, con una voz que se sentía más real y vívida que todas las demás.

Abrió los ojos rápidamente, observando a Bethany inclinada frente a ella con una expresión preocupada en su rostro. Se veía del asco. Estaba pálida, su largo cabello, seco y alborotado, las grandes ojeras bajo sus ojos y la bata blanca al parecer también eran parte de su look. Considerando que Bethany es ella, ¿Realmente se veía así de mal? Miró a su alrededor. Estaba en los pasillos del edificio nuevamente, y no los veía borrosas o doble, se veía todo normal.

—¿Qué haces aquí? —Eli pudo formular bien una pregunta por primera vez en un largo rato.

—¡Rápido, debes apurarte! ¡Vas a morir aquí si te ve algún interno! —la apuró a levantarse. Frunció el ceño. No se escuchaba nada aparte de sus voces. Como si todo el mundo se hubiera sumergido en un gran silencio. Como si solo existieran ella dos. Como si estuvieran dentro de su mente.

—¿Y desde cuando eso te preocupa? —preguntó seria.

—Si tu mueres, yo muero. Aún no quiero morir.

“Yo no me quiero morir” recordó las últimas palabras de Kiara. Efectivamente, estaba dentro de su cabeza.

—¿Ahora te preocupas por mí? ¿Después de haber hecho que me trajeran aquí? —la retó mientras se ponía de pie.

—Escucha, solo hago lo necesario para sobrevivir. Sí, me equivoqué, ella no era OX. ¿Pero y si lo hubiera sido? Debíamos salir de dudas.

—¡Ella murió por mi culpa!

—No es la primera —soltó para hacer enojar a Eli—. Sara desapareció por tu culpa, el ex de Jenn murió por tu culpa, al igual que la Sra. Cooper, la mataste tú. ¿Qué importa una muerte más agregada a la lista?

—¡Cállate! —gritó enojada. Respiró pesadamente al recordar todas las personas que Beth había mencionado y sus muertes. Estaba cansada de ser la culpable de todo.

Bajó la mirada hasta la cintura de Beth, viendo como del bolsillo de la bata sobresalía el mango de una pistola. Abrió los ojos grandemente.

—Bethany… ¿Qué es eso? —preguntó observando el arma.

Enfermos Mentales: Edificio del terror. [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora