Joaquín
El despertador sonó, haciendo que volviera a la realidad, privándome de poder continuar con mi profundo sueño. Había sido otra noche pesada, había llorado hasta quedarme dormido.
Abrí mis ojos con dificultad, me pesaban. Me levante y me dirigí hacia el baño, tenía pocas fuerzas para caminar, me tropezaba con la mesa de noche y con la puerta del baño de mi habitación.
Encendí la luz, haciendo que pudiera ver mi reflejo en el espejo. Estaba destrozado, ni a mi mismo me gustaba verme así. Mis ojos estaban hinchados, mis parpados estaban rosados a causa de las excesivas lágrimas de la noche anterior. Procedí a lavarme la cara y aplicarme algo para que la hinchazón se redujera; con algo de suerte pude reducirla un poco. Ahora mis ojos se veían hinchados como si no hubiese dormido poco y estuviera algo cansado.
Tomé una ducha caliente, quería relajar un poco mi cuerpo. Me sentía un poco tensionado por lo que había ocurrido este última día y medio.
Tan pronto terminé, sequé mi cuerpo y me dirigí al armario para buscar el uniforme de la escuela, lo de todos los días. Un pantalón de dril gris, una camisa blanca y un Jersey de lana azul.
Bajé a desayunar. Como era de costumbre, mi mamá y Renata ya estaban esperando por mi, desayunabamos juntos y luego mamá nos llevaba a la escuela.
Tan pronto terminé, fui a lavarme los dientes y a recoger mi mochila. Me senté en el asiento del copiloto y me puse los audífonos mientras llegábamos a la escuela. Se reprodujo entonces "Imagine" de Ariana Grande en mi playlist. Sabía lo linda que era la letra y que en cierta parte me recordaría a esa persona. Lo único que hice fue cambiarla para evitar tenerlo en mis pensamientos.
De un momento a otro, mamá se estacionó a un lado de la carretera; era obvio que aún no llegábamos, era muy poco tiempo para ya estar en la escuela. Levanté mi mirada y di un vistazo por la ventana... ¡Estábamos afuera de la casa de Kevin! Había olvidado que mi mamá a veces le daba un aventón a la escuela ya que quedaba cerca de la mía, y preciso hoy debía ser uno de esos días. Gracias vida. No bastaba el hecho de haber terminado de la peor forma, e igual sigo topándome con él. Aunque, en parte es mi culpa, mamá y Ren no saben qué pasó.
Esperamos a que fueran exactamente las 5:45 a.m. y Kevin salió de su casa. Se notó un poco sorprendido al ver el carro de mi mamá estacionado al frente de su casa y precisamente a mi allí. Tan pronto lo vi, giré mi mirada al frente. Se me aceleró el corazón, latía por mil, ¿qué se supone que debía hacer si trataba de saludarme y actuar como si todo estuviera bien si no les había dicho?
Aunque no lo veía directamente, sentí como se acercaba al auto. Se asomó por mi ventana.
— Hola Sra Elizabeth — miró a mi mamá con una sonrisa de oreja a oreja, la cual me incómodaba pero a la vez seguía siendo atractiva — hola Ren — esta vez, metió un poco su cabeza para ver a Renata en el asiento trasero. Me quería morir en ese mismo instante.
Ambas respondieron con un "Hola Kevin, un gusto verte". No sabían de él desde un día antes de lo sucedido.
— Hola Joaquín — sentí que el corazón se me iba a salir. ¿Qué debía hacer? — ¿Cómo es — me giré bruscamente para hablarle a Renata y evitar que me siguiera hablando.
— Ren, ¿tienes humectante de labios? Olvidé aplicarme esta mañana — hice un puchero. Mi mamá y Renata me lanzaron un mirada extraña, sabían que mi forma de actuar no era esa, y menos con él. Hubo un silencio incómodo por unos segundos, pero Ren asintió y me prestó su crema humectante.
— Pasa Kev, te llevamos a la escuela — agregó mamá luego del silencio incómodo.
— No se preocupe Sra Elizabeth, puedo tomar la ruta — dijo en tono nervioso. Podía jurae que me miraba, pero yo solo mantenía mi vista al frente y los audífonos puestos con la música a un tono considerable.

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Extremos
RomanceJoaquín siempre ha creído en la antigua historia del "Hilo Rojo". Aquel que une a dos personas que desde que nacen, están destinadas a estar juntas. Sin importar que tanto se estire o se enrede, ambos extremos se atraerán, llegando así a ser el amor...