Los últimos días, todo Hogwarts llamo a Draco “La princesa de Slytherin.” El rubio me había subestimado, y antes de que terminase la noche aquel día todo Hogwarts se enteró de lo que el mismo había dicho.
Era 30 de Octubre. Hoy venían los estudiantes de Durmstrang y Beauxbatons.
Cuando baje junto con Theodore a desayunar la mañana del 30 de octubre, descubrí que durante la noche habían engalanado el Gran Comedor. De los muros colgaban unos enormes estandartes de seda que representaban las diferentes casas de Hogwarts: rojos con un león dorado los de Gryffindor, azules con un águila de color bronce los de Ravenclaw, amarillos con un tejón negro los de Hufflepuff, y verdes con una serpiente plateada los de Slytherin. Detrás de la mesa de los profesores, un estandarte más grande que los demás mostraba el escudo de Hogwarts: el león, el águila, el tejón y la serpiente se unían en torno a una enorme hache.
Con Theo a mi lado, tomamos asiento en uno de los extremos de la mesa de Slytherin. Toneladas de comida aparecieron frente a nosotros.
[…]
Pociones era una de las clases de las cuales no podía salirme, pero gracias a las miradas de Snape hacia mi cuando algún Gryffindor intentaba hablarme y los golpes de Theodore por debajo del pupitre hacia mi pierna fueron de mucha ayuda. Aunque tengo aún tengo pensado vengarme de los golpes completamente injustos de Theo.
Todos los estudiantes, en especial los chicos, estaban realmente ansiosos. Y sí, yo también incluida. Tan solo pensar en poder finalmente hablar francés con alguien que sabe lo que digo, ya que el idiota de Draco no sabe, suena maravilloso.
Yo salía junto con Pansy de la clase que acababa de terminar, (la cual era Adivinación, con Hufflepuff) y mucho antes de lo usual la campana sonó. Pensé en darle mis libros a Draco para que los llevase hasta la mazmorra, pero tenía que ponerme la capa y después esperar a los demás. Ahora mismo nos encontrábamos en “filas,” mientras que Snape trataba de ordenar a los de primer año.
Bajamos en fila por la escalinata de la entrada y todos los estudiantes nos alineamos frente al castillo.
—Hace mucho frío…—susurro Pansy abrazándose a sí misma.
—No exageres. —sonreí con mis labios sellados—. El frío es mucho mejor que el calor.
—En eso te equivocas. —Dijo Stella Aiken claramente ofendida, Stella era una chica de ojos azul profundo y un cabello oscuro como la noche—. ¡El verano es maravilloso!
Stella tenía una hermana, y para su desgracia (según ella, pues yo me llevaba de maravilla con ella) ambas estaban en la misma casa, Slytherin, y en el mismo año.
Lucy Aiken era el nombre de la hermana de Stella, Lucy en cambio a Stella era rubia y su cabello rubio relucía muy claro ante la luz de la luna.
—El otoño es lo mejor. —Lucy rodó los ojos.
En cuanto Stella volteo hacia su hermana completamente irritada.
—Lucy, ya discutimos eso del otoño y el verano.
