30. "Priori incantatem Y la cicatriz."

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¡Ya extrañaba actualizar la fic! Y también extrañaba leer sus comentarios. Espero poder seguir actualizando a lo largo de la semana. Xx

-Mils.

Dumbledore se levantó y miró un momento a Barty Crouch con desagrado. Luego alzó otra vez la varita e hizo salir de ella unas cuerdas que lo dejaron firmemente atado. Se dirigió entonces a la profesora McGonagall.

 —Minerva, ¿te podrías quedar vigilándolo mientras subo con Harry y Brooke?

 —Desde luego —respondió ella. Daba la impresión de que sentía náuseas, como si acabará de ver vomitar a alguien. Sin embargo, cuando sacó la varita y apuntó con ella a

Barty Crouch, su mano estaba completamente firme.

 —Severus, por favor, dile a la señora Pomfrey que venga —indicó Dumbledore—.

Hay que llevar a Alastor Moody a la enfermería. Luego baja a los terrenos, busca a

Cornelius Fudge y tráelo acá. Supongo que querrá oír personalmente a Crouch. Si quiere algo de mí, dile que estaré en la enfermería dentro de media hora.

 Snape asintió en silencio y salió del despacho.

 —Brooke... Harry… —llamó Dumbledore con suavidad.

 Me levante del sofá. Harry también se levantó y volvió a tambalearse.

 —Oh, —murmuré y pasé el brazo izquierdo de Harry por mis hombros, ayudándolo a caminar.

 Salimos al oscuro corredor.

 —Antes que nada, quiero que vengan a mi despacho. —Dumbledore dijo en voz baja, mientras nos encaminábamos hacia el pasadizo—. Sirius nos está esperando allí.

 —Profesor —murmuró Harry—, ¿dónde están los señores Diggory?

 —Están con la profesora Sprout —dijo Dumbledore. Su voz, tan impasible durante todo el interrogatorio de Barty Crouch, tembló levemente por vez primera—. Es la jefa de la casa de Cedric, y es quien mejor lo conocía.

Llegamos ante la gárgola de piedra. Dumbledore pronunció la contraseña, se hizo a un lado, y él junto con nosotros, subimos por la escalera de caracol móvil hasta la puerta de roble.

Dumbledore la abrió.

 Sirius se encontraba allí, de pie. Tenía la cara tan pálida y demacrada como cuando había escapado de Azkaban. Cruzó en dos zancadas el despacho.

 — ¿Estás bien, Harry? Lo sabía, sabía que pasaría algo así. ¿Qué ha ocurrido?

 Las manos le temblaban al ayudar a Harry a sentarse en una silla, delante del escritorio.

 — ¿Qué ha ocurrido? —preguntó, más apremiante.

 Suspire para después sentarme a un lado del azabache. Dumbledore comenzó a contarle a Sirius todo lo que había dicho Barty Crouch.

 — ¿Te duele mucho la pierna? —recosté mi cabeza en el hombro del chico.

 Harry asintió.

 — ¿Y tú, cómo te sientes? —preguntó en respuesta.

 —Mejor ahora que ya no estamos en el cementerio…—susurre y cerré mis ojos por un momento.


Tal vez no estábamos totalmente a salvo, pero se sentía bien estar al lado de Harry y no preocuparme por nada. Al menos por unos minutos.

 Oí un suave batir de alas, abrí los ojos. Fawkes, el fénix, había abandonado la percha y se había ido a posar sobre la rodilla de Harry.

Hija de una Mortifaga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora