31. Mortífago hoy, mortífago siempre.

2.1K 159 17
                                    

Dejé mi baúl en el suelo de la habitación. Todo estaba como lo había dejado antes de haberme ido con los Malfoy y después los Weasley. Zapatos en una esquina, ropa desordenada en el closet, y unas pocas hojas blancas arrugadas al pie de la cama.     Suspire, ¿Cómo pude haber respirado así? Aunque realmente eso no era nada comparado a la habitación de James, el hijo biológico de los Dawson, su habitación parecía un basurero.

-Listo tomara un poco de tiempo. -susurré antes de comenzar a ordenar la habitación.

Dos horas después, terminé. Todo estaba mucho más limpio. Me recosté un momento sobre la cama, miraba fijamente el oscuro techo, nunca había notado los pequeños puntos blancos.

**

Cada día parecía volverse más caluroso que el anterior. Apenas y me quedaban fuerzas para moverme. Cada vez que tomaba agua, podía jurar que se evaporaba antes de siquiera llegar a mi estomago.  Un golpe en la ventana hizo que dejara de quejarme en mi mente por lo caliente del lugar. Me levanté del suelo, sosteniéndome de la cama, después abrí la ventana y una lechuza blanca entré sacudiéndose y volando por todos lados hasta posarse en mi cama.

— ¿Hedwig? —fruncí el entrecejo al ver la lechuza de Harry Potter.

La lechuza traía un pergamino enrollado en su pico. Caminé hasta ella y dejé caer el pergamino suavemente.

¿Estás bien? ¿Has hablado con Hermione o Ron? Me atacaron dos dementores, y creo que podría estar expulsado de Hogwarts.

¿No sabes nada sobre eso?                   PD: Espero verte pronto....                         Harry.   

Al terminar de leer la carta de Harry, saqué un pedazo de pergamino de mi baúl y comencé a escribir.

  No, no he hablado con ellos. ¿Dos dementores? ¿Expulsado de Hogwarts? ¿Hace cuánto pasó todo esto? Y no, no sé nada sobre ello.                             Brooke.  

Entregué la carta a Hedwig, guardando la de Harry en mi bolsillo. Bajé a la cocina por algo de comer, y antes de volver a subir las escaleras, Jane caminó hacia mí. Ella estaba vestida con un vestido largo de color azul, y su cabello rubio caía por sus hombros.

— ¿Saldrán? — pregunté al ver a Richard vestido con un traje muggle formal.

—Así es. —afirmó con voz temblorosa. Luego de unos segundos, volteó su rostro hacia su esposo: —No quiero dejarlos solos.

—Tranquila, — la calmó el hombre— Estarán bien.

Jane asintió, aún mostrándose nerviosa.

—James está en su habitación —añadió—. Todo estar� bien.

Luego de asegurar que no saldría de mi habitación, tomé unas pocas cosas para comer mientras el sol terminaba de caer, y luego volví a la habitación

No menos de una hora, no había restos de comida. Tampoco había un solo sonido en toda la casa.

  No puede estar muy lejos...  Pensó Bellatrix, mientras observaba a una pequeña luz desvanecerse a pocos metros, frente a una casa que ella detestaba. Con unas pocas zancadas llegó a la casa. Una vez frente a ella, sacó su varita y apunto a la puerta. Una luz morada inundó la mente de Brooke.

Me senté sobre la cama. Por alguna razón mi cabello se pegaba en mi pecho y hombros, y no era a causa del ausente calor. Unos segundos pasaron en silencio, y en la primera planta se escuchó un gran ruido, como si un muro hubiese sido derribado.

Hija de una Mortifaga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora