KalaSalgo de mi departamento a dar un paseo por el barrio, no puedo dejar de pensar en lo que me dijo la enfermera, sin duda necesito aire fresco.
Camino sin rumbo alguno, cuando me recorre un extraño escalofrío por todo mi cuerpo, siento una presencia, una presencia pesada... Miro disimuladamente hacia atras y por el rabillo del ojo puedo ver una camioneta blanca sospechosa, Acelero el paso, se acerca, no me importa nada y comienzo a correr.
Correr es lo único que puedo hacer, no hay duda que me sigue a mi.
La camioneta que me seguia disimuladamente parece que nota mi acción y acelera. Escucho el chillido de las llantas al frenar a un lado mio quedando junto a mi, casi enfrente, lo que provoca que me haga para atrás, y siento como alguien me abraza por la espalda y su mano se acercó tan rápido que no tuve tiempo de reaccionar. Sentí el contacto áspero del trapo presionando contra mi cara. El olor químico me golpeó de inmediato, fuerte y penetrante, invadiendo mi nariz y mis pulmones. El pánico se desató en mí, un torrente incontrolable de terror que me hizo forcejear con todas mis fuerzas.
No... ¡No! Mi mente gritaba, pero mi cuerpo apenas podía responder. Moví la cabeza de un lado a otro, intentando alejarme, pero sus manos eran fuertes, implacables. Cada vez que respiraba, el mundo a mi alrededor comenzaba a tambalearse, la oscuridad se arremolinaba en los bordes de mi visión.
Mi corazón latía tan rápido que sentía que iba a estallar en cualquier momento. Las fuerzas se me escapaban, como si me estuviera hundiendo en arenas movedizas, incapaz de agarrarme a algo. No podía dejar que esto sucediera, no así. Tenía que escapar... tenía que luchar...
Mis piernas pateaban, mis brazos se movían con desesperación, tratando de encontrar algo, cualquier cosa que me diera una oportunidad. Sentía la presión de sus manos, su respiración tranquila, mientras la mía se volvía errática, débil. Mi cuerpo ya no me obedecía. Quería gritar, pero apenas un susurro salió de mis labios. Quería seguir luchando, pero mis extremidades comenzaban a sentirse pesadas, inertes.
El aire que inhalaba se volvía más denso, más turbio, hasta que ya no quedaba más que ese olor asfixiante y pierdo el conocimiento en ese instante.
.....
Me despierto aturdida, el frío metal de las esposas mordiendo la piel de mis muñecas. Mis brazos están extendidos hacia arriba, inmóviles, sujetados a la cabecera de la cama. Intento moverme, pero cada pequeño tirón de las esposas me recuerda lo atrapada que estoy. El miedo golpea mi pecho con una fuerza que casi me deja sin aliento.
El cuarto está oscuro, apenas iluminado por una luz tenue que se cuela por la puerta entreabierta. Todo es ajeno aquí. El aire es denso, como si hubiera estado atrapado por demasiado tiempo, pero que me revuelve el estómago.
El silencio es ensordecedor. Mi mente grita, pero no puedo dejar que el pánico me consuma.
Mis pensamientos se enredan en la desesperación. ¿Cuánto tiempo he estado aquí? ¿Horas? ¿Días? No puedo decirlo. Solo sé que cada segundo es un suplicio, y el terror de lo que pueda pasar después me paraliza.
El frío de la cama penetra mis huesos, pero lo peor es el vacío en mi pecho, la certeza de que estoy sola. Tan sola como nunca pensé que podría estar. Mis muñecas están en carne viva, pero es el menor de mis problemas. El miedo es peor que el dolor. Me carcome desde dentro, susurrando que quizás nunca vuelva a salir de aquí.
Quiero luchar. Quiero salir de esta cama, de este cuarto, de este infierno. Pero estoy atrapada, y no sé cuánto más podré soportar. Así que correré el riesgo.
- Ayúdenme, hay alguin aquí? - Gritando desesperada.
Corregido hasta aquí...
En ese momento se escucha que abren la puerta de aquella habitación que estaba.
Kala.
- Quién anda ahí? - Un tanto espantada.
Abren la puerta y me ago bolita en la esquina de la cama.
Kenia.
- Así que tú eres Kala? - Segura de si con una sonrisa acercándose a mi.
Yo mantengo la mirada abajo ya que e visto en las películas que le tienes que tener respeto a tu secuestrador si no te mata aunque esto no sea una película aún tengo miedo.
Kenia.
- Contesta - furiosa empuñando sus manos ya enfrente de la cama.
Kala.
- Si, soy yo...t..tú me secuestrador? - Con miedo ya q avía visto en las pelis q te golpeaban y todo.
Kenia.
- Se podrá decir - Asiendo un jestos como diciendo q no importaba.
Kala en su cabeza.
Como q se podría decir?, Entonces quién me secuestro?,
Para q me quieran?, Le digo q estoy embarazada aunque yo no sepa?.
Tantas preguntas.
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Embarazada De Un Mafioso (Editando)
Teen Fictionjovencita fue médico y doctor se confundió y le puso un espermatozoide y no sabe de quién es el bebé y como paso. que pasará Lee para saberlo