Oficina

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Prompt propuesto por chicalibroUvUr espero que te guste *corazones*

Eran las siete de la mañana con cuarenta y cinco minutos cuando una lechuza entró volando por la ventana del salón y viajó hasta la cocina para dejar una nota dirigida a Sirius Black y Remus Lupin quienes, en ese momento, se encontraban desayunando en compañía del pequeño Harry Potter. Kreacher había preparado huevos y tostadas para todos, había exprimido naranja fresca para hacer jugo e, incluso, se había tomado la molestia de traer pan dulce recién horneado del callejón Diagon. No porque a Harry le encantara, claro que no, es que a él se le había dado la gana ir a comprarlo.

—¡Una lechuza! —exclamó Harry cuando el ave de plumas en tonos ocre entró majestuoso y se paró en medio de los adultos, extendiendo la pata.

—No la conozco —dijo Remus y Sirius usó sus habilidades de auror para asegurarse de que no estaba maldita o algo similar.

Cuando terminó, y no detectó nada, desató la nota de la pata del animal y desdobló el pedazo de pergamino. El mensaje debía ser muy corto, o eso pensó Remus, porque no tardó demasiado en levantar la vista y decir:

—La profesora de Harry ha enfermado. Se cancelaron las clases.

—¡Yei! —exclamó el niño, incapaz de ocultar su alivio y felicidad. A Harry realmente no le gustaba ir a la escuela, pero luego pareció recordar algo que le borró la sonrisa de la cara—. ¿Entonces Draco y yo no jugaremos hoy? —preguntó y lucía realmente abatido.

—Parece que no será posible —respondió Remus y Harry hizo un pucherito—. ¿Qué vamos a hacer? Hoy tengo que dar varias clases hasta la hora del almuerzo...

—Está bien, ¿qué te parece si lo llevo a la oficina, pasas al medio día al ministerio y los tres vamos a comer? Luego ustedes dos pueden volver a casa y yo terminaré mis papeleos.

—¿Estás seguro? ¿Puedes hacerlo?—preguntó el lobo.

—Bueno, la oficina siempre está muy tranquila, así que supongo que sí.

—De acuerdo. ¿Qué te parece Harry? Hoy vas a acompañar a Dadfoot al trabajo —dijo Lunático, con esa voz amable y cálida que enternecería a cualquiera.

Los ojos del niño relampaguearon con entusiasmo.

—¿Y vamos a atrapar personas malas? —preguntó.

—Me temo que hoy no —respondió Sirius, pero eso no lo desalentó en absoluto.

De hecho parecía más feliz que la ocasión en que lo llevaron al zoológico y no era para menos, Harry realmente admiraba a su padrino y su trabajo. Remus solía contarle muchas historias sobre sus misiones, las suyas y las de su padre, quien también había sido un auror, y el pequeño sentía demasiada curiosidad sobre lo que eso significaría. Para él, ser uno era sinónimo de superhéroe o algo así. A veces, incluso decía que de grande quería unírseles y Canuto había estado más que encantado.

La familia terminó el desayuno un poco más tarde y cuando se hubieron lavado los dientes y puesto las chaquetas, salieron cada uno en dirección a sus respectivos destinos usando la chimenea que era el transporte favorito del pequeño Harry. Le encantaba deslizarse por toda la red flu y llenarse de ceniza. A Sirius también, pero no lo diría en voz alta, después de todo, él ya era un adulto, un atractivo adulto de veintisiete años, al que, si todo le salía bien, entonces estaría a la cabeza de los aurores en un par de años más. Aunque lo seguiría disfrutando en secreto.

Sirius salió con Harry de la chimenea y los limpió a ambos con un sencillo fregotego. El cachorro ni si quiera se dio cuenta, estaba demasiado ocupado admirando la enorme estructura del ministerio, con su fuente, asesores y cientos de personas yendo de un lado a otro, presurosos, como si alguien les persiguiera. Fue entonces que Canuto cayó en cuenta de que era la primera vez de Harry estando en ese lugar y que debería estarle pareciendo maravilloso.

The greatest adventures of Dadfoot & MoomyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora