Patronus

15.5K 2.2K 1.2K
                                    

Este prompt fue aportado por anika_aki, espero que te guste <3


Harry estaba llorando y Sirius no tenía idea de por qué.

Todo ha comenzado una hora atrás, justo después de que Remus se marchara a Hogwarts en sábado para hacer de árbitro en un partido de quidditch. Él se encontraba acomodando algunos artefactos muggles dentro de una bolsa para llevarlos al callejón Diagon y venderlos; cosas como tocadiscos, discos de vinilo, reproductores de vhs y películas en caset, cuando, de la nada, un horrible llanto atravesó toda la casa, desde el piso superior y él —que era un jodido aprensivo— no había hecho más que tomar su forma de perro y correr como el demonio hasta la habitación de su ahijado que, aun en la cama, lloraba desconsolado.

Miles de cosas habían cruzado su cabeza, las peores de ellas en primera fila, pero nadie podía culparlo, no cuando él había vivido una guerra en carne propia y, además, había sido testigo como parte de esa guerra involucraba al niño que más amaba en el mundo. Era verdad que él mismo y varios grupos de aurores se habían encargado de dar con cualquier mago que estuviera relacionado con Voldemort, pero el miedo estaba y seguiría estando allí. El miedo de que alguien pudiera hacerle daño a Harry por venganza, por despecho o por simple locura.

Gracias al cielo el llanto no tenía nada que ver con mortífagos o señores oscuros. Sirius incluso revisó la cicatriz del niño —que siempre había temido fuera algún tipo de maldición—, pero como siempre, lucía y se sentía como una cicatriz común y corriente. Tampoco parecía que el niño se hubiera hecho daño de alguna manera. Simplemente lloraba. Lloraba con suspiros enternecidos y enormes ojos llenos de agua cuyas lágrimas hacían más brillante el verde de su mirada. Era tierno, pero preocupante.

Así que Canuto preguntó, pero Harry no respondió.

Se quedó allí sin decir una palabra, sentado sobre la cama aún con las colchas sobre su cuerpecito y el cabello revuelto por la almohada, luciendo como un nido de pájaros demasiado oscuro. Se veía un poco como cuando James se emborrachaba en el colegio y lloraba porque Lily no volteaba a verlo, pero adorable y lindo. James no era ninguna de las dos cosas, sólo un poco repugnante y patético.

—Vamos, Harry. Si no me dices lo que tienes, no puedo saberlo —le dijo.

Y era un poco una mentira, porque podría saberlo, pero piensa que podría ser un poco rudo intentar usar legeremancia con un niño tan pequeño. Invasivo y rudo. Muy agresivo, de hecho. Así que descartó la idea de inmediato y se concentró en encontrar una solución mucho más amigable. Pensó que podía intentar levitarlo con un sencillo wingardium leviosa y esperar que le pareciera tan divertido que se le olvidara que estaba triste o molesto, pero luego el rostro desaprobatorio de Remus apareció dentro de su cabeza y le erizó la piel y descartó la idea.

Conforme pasaban los segundos, más tensa se ponía la situación. Harry, pese a que ya hablaba perfectamente bien no decía nada y Sirius comenzaba angustiarse. No tenía idea de si algo le dolía, de si estaba triste o molesto. No sabía si había tenido un mal sueño o simplemente estaba haciendo un berrinche. No sabía nada y durante ese breve instante realmente se sintió como un mal guardián, un mal padre. Era la primera vez en todos esos años que no tenía idea de como hacer que el niño se sintiera mejor. Era la primera vez que con su presencia no era suficiente.

El ojigris se sentó entonces a su lado y lo abrazó fuertemente mientras depositaba pequeños besos sobre su cabecita, pensando que, tal vez, lo mejor sería llamar al Remus, seguro de que él tendría una solución. Seguro de que él podría ver cosas que Sirius, tan incompetente como era, no podía ver.

The greatest adventures of Dadfoot & MoomyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora