𝙀𝙡 𝙘𝙝𝙞𝙘𝙤 𝙙𝙚 𝙢𝙞𝙨 𝙥𝙚𝙨𝙖𝙙𝙞𝙡𝙡𝙖𝙨 [♡𝙒𝙤𝙤𝙃𝙤♡]

⛈️Interludio VIII⛈️

JinHo: 13 años
WooSeok: 11 años

⛈⛈⛈

El no quería ir al campamento de verano que el colegio había planificado durante los últimos seis meses, pero sus padres le exigieron/ obligaron a ir, alegando que solo se encerraba en las vacaciones y que salir con chicos de su edad iba a ser divertido.

Sus padres estaban tan equivocados.

Salir con jóvenes pubertos de su edad era todo menos divertido, y como si el universo estuviera en su contra y la vida lo odiara Chang Gu no iría, en su agencia no le dejaban hacer esa clases de viajes.

Todo indicaba que los tres días que duraba el campamento iban a ser un completo bucle de aburrimiento.

Cuando bajó del bus miro al rededor, el lugar no era horrible pero hubiera preferido mil veces estar en su habitación, era un chico hogareño ¡Culpable por eso!

—Rayos— su celular no tenía cobertura ni una barrita y estaba a punto de morir, quizás muriera primero el que su móvil.
A su clase le tocó encender el fuego y armar carpas, tres horas después JinHo simplemente se dio por vencido, le daba igual dormir en la interperie y que un estúpido oso se lo desayunara, le daba igual pero no iba a pasar un segundo más de su vida intentando armar esas malditas carpas

Su profesor guía los miro con el ceño fruncido en clara desaprobación minutos después había traído a varias chicos de otros años y clases para que según el “Hicieran el trabajo de estos inútiles” JinHo bufó, el serio un inútil pero no un esclavo, sus manos estaban rojas por el esfuerzo.

Su espina dorsal se crispó cuando escucho la voz de WooSeok pidiendo un martillo, demonios, ese chico siempre estaba pululando cerca de el.
Intento hacerse más pequeño de lo que era, y rezó para convertirse en un camaleón y fundirse con la naturaleza

—JinHo haz algo por tu vida y consigue un martillo, ahora— santa madre, mitad de los presentes se voltearon a verlo cuando su profesor le regaño, y claro WooSeok fue uno de ellos, quién al percatarse de su presencia le sonrió con sorna.

Jodido campamento, jodido buen comportamiento que hacía que sus padres lo obligarán a ir a ese clase de torturas y jodido martillo.

El quería destruir todos los martillos de planeta.

Refunfuñando cogió un martillo super pesado de la caja de herramientas, se lo tendió a su profesor con hastío, el hombre lo miro como si estuviera loco.

—Para mi no JinHo, Dios presta atención, el chico de allá está necesitandolo— y no, no podía tener tan mala suerte el no podía...— muévelo.

JinHo tragó y se volteó, WooSeok estaba con los brazos en jarras esperando impaciente.

El deseo poder lanzar el martillo y que le cayera en la cara.

Pero el martillo pesaba como el infierno.

Camino con pesadez y al llegar a su lado le tendió el martillo.

WooSeok resopló y lo tomó.

JinHo iba a correr lejos en serio que lo iba a hacer

—Espera enano— lo detuvo WooSeok, JinHo no era religioso pero se encontró rezando por segunda vez en menos de 5 minutos.

JinHo lo miro con ojos temerosos y se odio, por ser un débil.

—Necesito clavos búscalos— ordenó dándose la vuelta

JinHo se alejó hacia la caja de herramientas despotricando contra todo y todos, podía sentir unos ojos encima de él pero no le importó, daba pasos grandes con un puchero en sus labios, su rabieta solo fue en aumento cuando WooSeok lo mando por algo para beber ya que estaba cansado, lo estaba tratando como a un sirviente, pero no se atrevía a decirle que no.

Tan patético.

Así paso una hora yendo y viniendo como la mucama de WooSeok, ush.

Al finalizar ya era de noche, por lo que todos después de cenar fueron a dormir, sin objeción alguna.

A la mañana siguiente, como recompensa de su buen trabajo montando las carpas y ayudando con la cena les otorgaron la mañana libre, podían simplemente hacer el vago sin que ningún profesor estuviera por allí para decirles que hacer.

JinHo estaba aburrido como el infierno, Chan Gu no había ido, bien podía haber estado solo en el Sáhara y se sentiría igual de frustrado.

La alberca se encontraba a unos cuantos pasos de dónde estaba, era inmensa, demasiado para su gustó. Por lo que solo se quitó sus zapatos y sentándose en el filo metió sus piernas, el agua estaba exquisita, no podía negarlo. Movió sus pies en el agua y está salpicó un poco su camisa, bien, quizás no era maravilloso aquello pero se la estaba pasando bien, con algo tan simple como aquello. Quizás si dejaba de ser tan pesimista y ver el campamento con mejores ojos quizás lo disfrutaría.

Poco a poco otros chicos fueron llegando, estos si para bañarse en la alberca, un profesor, estaba acostado en una tumbona tomando una limonada.

JinHo sintió sed, tal vez debería ir a buscar algo para beber.

Y lo hubiera hecho, si alguien no hubiera jalado sus pies

Pegó un gritó, de asombro y terror.

Cayó al agua con un silencioso chapoteo, risas se escucharon en la superficie.

JinHo solo podía pensar en mil y unas cosa mientras su cuerpo se hundía cada vez más, pataleo intentando salir a la superficie pero era inútil, intento respirar pero terminó abriendo la boca, el agua que entró en su sistema quemó en sus pulmones

En medio de las risas pudo escuchar una voz que gritaba, no la reconoció, todo se escuchaba extremadamente lento y grave.

Podía sentir sus ojos pensados y la respiración cada vez más lenta.

Otro chapoteo, luego un plash seguido de unos brazos que le rodearon el pecho, ahora se sentía ligero, como una pluma.

Cuando su rostro salió del agua, aspiro aire desesperadamente, posteriormente tosió y se dejó hacer por el que ahora reconocía como el profesor de la tumbona.

—Si no sabes nadar ¿Que hacías en la alberca?— le regaño el profesor— Si no fuera por ese chico, creería que solo estabas intentando llamar la atención.

¿Chico? Pensó JinHo ¿Que chico?
Y lo más curioso era que nadie sabía que el no podía nadar solo su mama y Yeo One y ninguno estaba allí para alertar al profesor

No sabía porque pero comenzó a buscar a alguien con la mirada, sus ojos buscando entre los rostros que lo miraban.

Sus ojos dejaron de buscar cuando chocaron con la espalda ancha de un chico que caminaba lejos del lugar, su cabello negro se movía con fuerza por el viento.

JinHo no podía dar crédito a lo que veía.