Cap 31

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Estaba pensando en otras cosas, desconcentrada y olvidando que estaba conduciendo, entonces me pasé un semáforo en rojo. Y lo que me hizo darme cuenta fue la bocina de un auto que iba directamente hacia mi...

No soy de las que gritan pero en ese momento, mis cuerdas vocales estallaron. Intenté frenar pero el auto de enfrente no lo hacía, y tampoco podía ir hacia un lado puesto que habían mas autos a mis costados. Era una muerte segura...traté de pensar y lo único que se me vino a la cabeza fue que pronto estaría con mi madre...

Esperé el impacto.

1...2...BOOM!

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Desperté.¡¡¡ Desperté!!! ESTOY VIVA.

Aunque antes de seguir "festejando" me fijé dónde estaba: un hospital.

Miré mi cuerpo: cubierto solamente por una bata. Estaba llena de magulladuras, moratones y cortadas. Tenía la aguja del suero insertada en mi muñeca izquierda y una de mis piernas totalmente vendada. Agradecí que no tuviera ningún yeso porque no lo soportaría, y mucho menos en la pierna. Intenté sentarme pero un dolor intenso punzó mi cabeza y el cuerpo me dolía de put* madre.

Palpé mi estómago, que se sentía pesado y...>>agradecí muy pronto<<; Un yeso cubría todo mi abdomen y parte de mi pecho; supuse que me había roto algunas costillas.

—Maldición.– dije entre dientes mientras volvía a recostarme.

Alguien entró a mi habitación y me giré hacia él. Alto, ojos raros, cabello desordenado...Alex.

—¿Qué haces aqui?– le dije mientras él cerraba la puerta tras de sí.

—Pues yo te traje así qu...

—¿Tu me trajiste?

—Es lo que dije.– sonrió.

—¿Y mi hermanita?– recordé que Lili probablemente estaba sola en casa.

—Llamé a tu casa. Me atendió una chica...¿Milena?– dijo tratando de recordar y asentí.– Bueno ella, y me dijo que la cuidaría y que le avisaras cuándo querías verla que la traería.

—¿Y cómo conseguiste el número de mi casa?

—¿Acaso eso importa?

—Pues si.

—Lo consiguió el hospital...– admitió. Sonreí.

—Bien.

Nos quedamos en silencio.

—¿Por qué te dicen pequeña suici?– preguntó sentándose en la silla que se encontraba a un lado de la camilla.

—¿No te parece que el nombre te lo dice todo?– dije obvia.

—Pues si. Supongo que no quise creer que una chica así, tan...bonita, quisiese suicidarse.– dijo sosteniéndome la mirada cuando se hubo callado.

Ultimas esperanzas (screamau y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora