Capítulo 2: Una día de clases (a)normal. PT 1

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        Mucho había ocurrido ayer, sus compañeros lo halagaron por haber salvado a un niño, conoció a una chica albina llamada Alice, tuvo que pelear contra un demonio que le dejo una herida en el costado izquierdo de su torso, al derrotar al demonio exploto y se llenó de sangre. Gano otros 30 días para aplazar su muerte, la policía lo detuvo por verse sospechoso, tuvo que darse tres duchas para sacarse el olor de encima y desde ahora tenía a alguien a quien debía alimentar.

         Shibazaki se preparaba para salir a la escuela. Mientras tomaba desayuno no vio a Alice (Quien se apodero de la pieza de sus padres) no le importo el hecho de no verla, de hecho le ahorraría problemas, pero necesitaría su ayuda si quería combatir otros demonios, ya que Shibazaki no sabía cómo (o si podía) hacer un ZONE.

         Shibazaki miro su reloj que tenía el digito 33 y apretó el botón MODE.

—   Mierda, ¿ya es tan tarde?

Shibazaki se apresuró y salió de su casa. Ya que estaba un poco tarde de lo normal comenzó a correr a velocidad moderada, así llegaría más temprano y le gustó la idea de que no se cansaría. Luego de unos minutos llego a ver la escuela, escucho que tocaron el timbre para entrar a clases y se puso a correr más rápido.

Llego al salón y se sentó en su puesto, aunque tocaron el timbre el profesor siempre se demoraba un poco en llegar. Luego de que se acomodara en su puesto vino su compañero a saludarlo.

—Hola Shibazaki, casi llegas atrasado hoy ¿eh? Te vi correr por la ventana.

—Hola, Iori, si… me desperté un poco más tarde, casi me quedo dormido.

—Acaso jugaste hasta tarde, — Iori parecía que comprendía eso, usualmente él llegaba tarde por jugar hasta tarde — ¿O acaso te juntaste con tu novia?

—Tonto, no tengo novia…

Shibazaki dijo eso desilusionado, pero a él le gustaba a una de sus compañeras. Ella se sentaba unos cuantos puestos más adelantes, era una de las mejores en los exámenes

De pronto la puerta del salón se abrió y entro el profesor. Iori se fue a su puesto rápidamente, este profesor era conocido por su temperamento.

—Bien, a sus asientos, tengo una noticia repentina…

Shibazaki trataba de acomodarse lentamente en su asiento, la herida de ayer aún le dolía. Mientras se sobaba la herida comenzó a escuchar al profesor.

—Hoy tenemos un estudiante transferido.

Todos en el salón parecieron sorprendidos, era raro en esta época del año que hubieran estudiantes transferidos, el salón se animó un poco y se podían escuchar “¿Es un hombre?, O ¿¡Acaso es mujer!?” La clase poco a poco se hacía más ruidosa.

—Silencio, por favor. — El profesor hizo callar a los estudiantes que estaban conversando — Ven, preséntate.

Entonces una chica entro al salón, todos se quedaron sorprendidos, Shibazaki casi se paró de su puesto a gritar, la que entro era Alice. Todos en el salón quedaron atónitos al ver el cabello poco usual de Alice.

(¿Cómo hizo la transferencia? Mas importante… ¿¡De donde saco el uniforme!?)

—Mucho gusto en conocerlos, mi nombre es Alice, espero que nos llevemos bien.

         Los hombres quedaron felices, no se podía negar, Alice era hermosa.

         —Ohhh, Shibazaki un gran bombón ha llegado a nuestro salón… ¿aceptara si le digo que salga conmigo…?

         Shibazaki se rindió ante la situación, ya no le importaba que pasaba siempre y cuando no se involucrara con él.

         —No seas estúpido, ella está más allá de tu liga, Matsuda — Al terminar de decir eso Shibazaki dejo salir un pequeño suspiro.

         —Hablas como si la conocieras… ¿¡o acaso esa es tu novia que no te deja dormir!? — Matsuda solo quería molestar a Shibazaki, quien siempre parecía indiferente ante lo que le pasaba, pocas eran las veces que  Shibazaki dejaba salir una emoción fuerte.

         —No seas estúpido Matsuda, no la conozco…

         Cuando Shibazaki cerro sus ojos para alejarse del tema.

         —Hola, Shibazaki.

         Alice lo saludo. Toda la clase quedo mirando a Shibazaki

         —…………………

         ……………………………………………………………………………

         La clase enmudeció, Matsuda estaba con la boca abierta, Shibazaki abrió sus ojos lentamente, si uno le ponía atención a su rostro se le podía ver un tic nervioso en sus cejas.

         —Shi-shi-shi ¿¡SHIBAZAKI!? ¿¡REALMENTE LA CONOCIAS!?

         El primero en hablar fue Matsuda, luego lo siguieron algunas personas en el salón, algunas se paraban y apuntaban a Shibazaki “¿¡Shibazaki conoce a esa chica!?” “Maldito bastardo” “Actúa siempre indiferente pero tenía a alguien así”.

         —Yo…yo… no la conozco…

         Shibazaki estaba forzando una sonrisa, el sudor se le podía ver en su cara, Matsuda, quien era su amigo desde la infancia supo que él estaba totalmente tenso.

         — ¡Silencio y vuelvan a sus puestos! — El profesor les llamo la atención a los que estaban hablando y gritando en el salón — Por favor Alice, siéntate en ese puesto vacío, el que está delante de Shibazaki.

         —Pero profesor, ese asiento no está vacío, simplemente el que estaba allí está ausente — Una alumna se paró para avisar al profesor.

—Yo. no. veo. a. nadie. Allí — con esa explicación, el profesor se quitó la molestia de ir a buscar un nuevo puesto fuera del salón.

—Bi… bien… — La alumna se volvió a sentar y se quedó totalmente callada.

Shibazaki casi estaba en lágrimas, la escuela era el único lugar donde podía descansar de todo lo que le pasaba a su alrededor.

(Ahora no tengo escapatoria del manicomio que me persigue)

Shibazaki le hecho un ojo a Alice que se estaba sentado delante del, ella se dio cuenta y le dijo:

—Espero que nos llevemos bien, Shibazaki.

La clase poco a poco se fue calmando. Y el tiempo pasó.

El descanso había llegado, al tocar las campanas todos los de la clase se acercaron a Alice, todos le hacían preguntas, “¿De dónde vienes?” “¿Por qué te transferiste?” “¿Qué hacen tus padres?” Pero la pregunta que más se repetía y era dicha solo por hombres: “¿Cuál es tu relación con Shibazaki?”

         Alice estaba siendo devorada por todas esas preguntas, Shibazaki a quien ya no le importaba lo que ocurría simplemente abandono el salón, Alice al ver esto se enojó al ver que él no la apoyaría y entonces dijo:

         —A decir verdad, vivo con Shibazaki.

         Shibazaki quien estaba en la puerta sintió todas las miradas asesinas de sus compañeros, si se hubiese dado vuelta, además de ver esas miradas, podría ver la sonrisa de Alice.

         Con fuerza, Shibazaki cerró la puerta y dejo ese ambiente hostil.

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