Capítulo 15

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—No sabía que los prostíbulos abrían tan temprano.

—Este yo... fue un accidente— repitió algo molesto y confundido bajando la mirada hacia sus pies.

—¡Y eso de qué me sirve me has tirado! Que no te da vergüenza cómo te vez me da pena y eso que no siento pena por cualquiera— agregó de manera cizañosa el chico de cabello castaño, mirándolo de pies a cabeza.

—¡Ya te dije que lo sentía!— se atrevió a decir el rubio para que de una vez lo dejara en paz. Esta vez sus ojos se encontraban empañados por unas lágrimas que amenazaban por salir. Es verdad, él no comprendía los insultos que le lanzaban por eso comúnmente los dejaba resbalar, pero aquellos lograron tocarle sus sentimientos.

—¿Te quedarás parado cómo idiota?— preguntó de manera grosera el chico al cual todavía no sabía su nombre, aunque tampoco le interesaba saber.
Sin avisar, con todo el odio posible tenía la intención de salir de allí pero, una mano lo tomó de un brazo llevándolo casi arrastrándolo a otro lugar.

—¡Déjame! Mi próxima clase empieza en minutos debo estar allí— dijo con toda la inocencia del mundo pues no sabía lo que le esperaba. El otro chico ignoraba todo lo que decía solo lo jalaba.

—¡Me lastimas! Enserio tengo que ir porque en estos momentos de seguro la abogada Borner se preguntará dónde estoy y no quiero que se moleste conmigo— dijo queriendo zafarse de la fuerza que el otro muchacho aplicaba en él.

Tras una larga caminata llegaron al lugar donde habían más chicos que los esperaban. Si veía claramente a su a su alrededor estaban detrás de los baños. Todos los chicos eran mayores que él. Estaban apoyados en la pared, como si ya estuvieran un buen rato aguardando allí.

—¡Miren que hermosa niña he traído para que nos divirtamos!— exclamó levantando el brazo de Roger que ya lo tenía sujetado, acercándose a ellos.

Roger miró a los chicos su corazón empezó a latir muy fuerte a gran velocidad pues recordó escenas similares vividas antes, no muy buenas. De inmediato trató de zafarse de allí forcejeando su brazo para que lo soltara.

—¡Sí que es preciosa!— mencionó uno de ellos que arrancando del otro muchacho lo sostuvo tirándolo hacia él sujetando su mentón del rubio que miraba todo con un nudo en la garganta.

—¡Qué quieren de mí, no les he hecho nada!— se defendió empujando con todas sus fuerzas al segundo muchacho.

—¡¿Qué te sucede?! Crees que por ser tan lindo, te llevarás bien con todo el mundo, te equivocas— amenazó molesto un muchacho de piel clara.

—Si además me han contado que un grupo de chicas ya se están muriendo por ti y eso que recién haz llegado a este colegio— mencionó otro que se metió a la discusión que pronto se formaría en una pelea— Estas equivocado si piensas que así no más por tener una cara bonita tendrás la mejor bienvenida— agregó otro de una manera petulante, dirigiendo su mano a su entrepierna—Vamos a ver si reaccionas a estas mariconadas.

No les salían las palabras, quería salir de allí corriendo. Si es posible correr hacia su casa y esconderse tras los brazos de Brian para no regresar jamás.

—¡Apártate!— lo empujó hacia un lado dirigiéndose hacia su próxima aula ya no quería saber más sobre la escuela, era de lo peor.

Corrió por los pasillos y dudo por un momento entrar a las siguientes clases, su cabeza estaba en blanco y sentía leves mareos. Su vista nublosa por las lágrimas no lo dejaba ver hacia donde iba.

Estaba decidido, no iba a entrar hasta que las clases acabaran. Después de tanto caminar llegó a un lugar vacío alejado de los estudiantes. Era un lugar descampado con una gran sombra de un árbol cerca. Estaba cerca al gimnasio pues se escuchaba el silbato de las clases que ya estaban por comenzar en ese lugar. Al estar fuera de ese lugar, supo que en cualquier momento lo iban a encontrar así que optó por alejarse un poco más.

Strawberry Field [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora