—Roger ¿Puedes salir de ahí?
—¡No! Vete Brian no te necesito.
—Roger no seas dramático, abre la puerta de una buena vez.
Esa misma mañana el humor de ambos estaba por el suelo. Roger se había encerrado en la habitación donde los dos dormían y Brian trataba de sacarlo de allí. Sabía que era un muchacho que le gustaba hacer este tipo de cosas: ser terco y hacer caso omiso a lo que se le pidiera.
Había pasado casi media hora de estarle suplicando para que salga de allí. Intentó no gritarle otra vez porque se formaría otra vez una trifulca. Se contuvo.
—¿Ya estás? ¿Vas a salir?—preguntó calmado, dando golpecitos a la puerta, a la vez que observaba el reloj.
—¡Que no! Voy a quedarme a vivir aquí si es posible toda mi vida.
—Es mi habitación ¿Dónde crees que dormiré yo?— quiso escucharlo desesperarse desde el otro lado de la habitación y si lo logró.
—¡Ayer lo hiciste en el sillón! ¡Así que no le veo el problema!—gritó empoderando esa voz suave que poseía a una potente. Esto hizo que ha Brian se le escapara una risilla porque para sus oídos sonaba gracioso.
—¡¿De te ríes, Brian?!— se quejó desde el otro lado al escuchar las incontrolables risas—¡Cállate! O será peor ¡Ay cómo puede ser tan molesto!
— ¡Roger sales de allí o te saco a la fuerza!—agregó ya se había cansado de suplicarle.
—No, hasta que te disculpes conmigo— dijo finalmente, pero escucho unos pasos alejarse. Probablemente ya se había rendido.
Pasados unos minutos escucho que la manija de la puerta era forzada. Roger entró en pánico había olvidado completamente que Brian tenía las llaves de toda la casa. Escuchó luego que se abría la puerta, mostrando a un Brian no muy feliz entrando a la habitación.
—Bri-Brian ¿Cómo...
—La próxima vez enciérrate en algún lugar donde no te al alcance las llaves— vio como Roger bajó la mirada, estaba sentado en el piso con las piernas encogidas. El mayor al verlo sentado se acercó para ya llevárselo a la escuela. Sin embargo, el rubio apartó su brazo de él.
—¿Qué te sucede? Tienes que ir a la escuela ¡Ah y no me he olvidado del dinero que tienes que devolver!
—Déjame, yo puedo solo— habló el chico poniéndose de pie— También sé que tengo que devolver ese dinero.
Brian vio como el muchacho era muy elástico su humor cambiaba de inmediato. Hace unos momentos estaba que se quejaba que nunca más saldría de allí, pero ahora ya estaba mejor. Se rasco tras la nuca pensando y sabiendo que poco a poco descubría mucho más de ese rubio. Rápidamente fue tras él.
—¿No vas a tomar un vaso de leche o tu desayuno que te preparaste?
El chico que ya estaba por retirarse tomando el pomo de la puerta, volteó a verlo con cara disgustada.
—¡No! Ya se me quitó el hambre— se dispuso a retirarse cuando un brazo tiró de él.
—¡Roger!
—Brian déjame ir—dijo tratando de apartándose de él, haciéndose el dramático porque muy en el fondo le gustaba que le suplicara.
—Escúchame primero— lo alejó de la puerta, pero inmediatamente Roger sacó su brazo que estaba sujeto, ya enfadado. No era posible que dijera eso.
—¡Tú eres el que no me escucha!— exclamó cansado— ¡Ya me voy! Que por tu culpa voy a llegar tarde.
Brian lo miró confuso— ¿¡Mi culpa!? Yo no fui el que empezó ese berrinche y la genial idea de encerrarse en mi habitación.
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Strawberry Field [Maylor]
Romance"La vida es fácil con los ojos cerrados, mal entendiendo todo lo que ves"