—Odio hacer la compra, vete tú a saber porque no quiere ir ella a comprar, ni que tuviera muchas cosas que hacer en casa ¡encima que pongo la lavadora, tiendo y plancho la ropa arrugada! Encima me manda a mí a comprar, me parece injusto. Prefiero limpiar el cuarto de baño antes de hacer la compra —refunfuño mientras voy conduciendo. Cualquiera que me escuche pensará que estoy mal de la cabeza, "¿Y no lo estás?" interviene mi precioso pepito grillo desde dentro. Como siempre, aparece en los momentos más inoportunos, pero ¿qué se le va hacer? ¡También está loco!
Estaciono el coche en una de las tantas plazas libres y entro al supermercado con la cacho lista que me ha dado la señorita. Voy pasillo por pasillo, primero compro la pasta, el arroz, las lentejas de bote "Qué comodona es...", por una vez estoy de acuerdo, ¿por qué nos las hace ella? ¡Qué cómoda!... Sigo pasando pasillos, el zumo de piña para la señorita y el de manzana para mí, la leche, los refrescos, las galletas. Otro pasillo, fregona, palo para la fregona, bolsas de basura, detergente, suavizante, ambientador... Me quedo parado delante de la cantidad de ambientadores que hay. No ha puesto de qué tipo quiere el ambientador. Abro un bote y empiezo a tirarle al tapón para poder oler su fragancia. Olor a Nenuco, floral, frutas del bosque, jazmín... Me voy a llevar el de Nenuco y el floral para hacerle la puñeta, porque sé que no le gusta ese olor ¡la venganza será terrible! Empiezo a reírme al imaginarme la cara que pondrá y me marcho a por lo último de la lista, condones, ¡qué traviesa mi niña!
Voy a la caja y empiezo a ponerlo todo en la cinta transportadora, la cajera me mira seductora, haciéndome ojitos. Sin embargo, paso de su cara, estoy felizmente con mi chica y no hay Diosa griega que me vaya hacer cambiar de opinión. Si algo me caracteriza es lo fiel y lo puñetero que soy con mi pareja. Lo meto todo en bolsas y vuelvo al coche, las dejo en el maletero y vuelvo a casa con una sonrisa enorme. Por suerte estaciono delante de casa y no tengo que caminar mucho con las bolsas, ¡qué pesan lo suyo! Abro la puerta de casa y la escucho cantar desde la cocina. El olor invade mis fosas nasales, está haciendo coca de chocolate, ¡me encanta! Pero eso no cambia que la valla hacer rabiar. Dejo las bolsas silenciosamente en el suelo, saco el ambientador florar y me pongo a tirar ambientador por toda la casa, entrando a la cocina rápidamente y echándole ambientador por las piernas, regalándole un beso y una mirada juguetona. Me mira enojada y empieza a correr detrás de mí, intentando quitarme el ambientador...
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Relatos cortos
De TodoEste libro no es una novela, es un libro de relatos cortos. Todo lo que se me venga y tenga ganas de escribir lo compartiré con todos vosotros en este pequeño apartado de Relatos Cortos. Espero que lo disfruten.