"Aprendí que el coraje no es la ausencia del miedo, sino el triunfo sobre él. El hombre valiente no es aquel que no siente miedo, sino el quién conquista ese miedo"
Nelson Mandela
Las olas del mar chocan contra las rocas, mientras el aire ondea su pelo castaño, molestando a sus ojos, haciendo que el joven que está enfrente de ésta le aparte el cabello y lo coloque detrás de sus orejas.
Es muy guapa. Hermosa. Tiene una sonrisa tan perfecta e imborrable, unos ojos tan increíblemente deslumbrantes, que no puedo dejar de observarla.
De una manera y otra, siempre he estado haciéndolo. Ella nunca ha sabido de mi existencia. Ella nunca se ha fijado en mí, ni en mis ojos, nariz, boca, cuerpo, voz... en definitiva, en nada.
Siempre me ha gustado mirarla desde lo lejos, ya que no he podido acercarme a ella por problemas. A veces, queramos o no, nos toca vivir de una forma distinta a los demás y yo soy uno de ellos:
Como todas las mañanas, me dirigía al instituto. Me había quedado dormido, pues no pillé el autobús y mis padres no estaban —cosa típica en ellos— y tuve que ir corriendo a éste. pero, nunca llegué.
Cuando fui a cruzar el paso de peatones, un coche dobló la esquina y no le dio tiempo a frenar. Salí disparado por los aires...
No recuerdo nada, solo que desperté en el hospital. Mis padres lloraban desconsolados y yo no entendía porqué, hasta que me lo dijeron. Me había quedado paralítico. No sentía nada de cintura para abajo. Quería morirme cuando lo comprobé; cuando intenté levantar las piernas; cuando les gritaba para que me hicieran caso —y siguen sin hacerme caso—, pero ahora no quiero morirme. Ahora solo quiero observar aquella chica que ocupa mi cabeza día tras día y darle amor a la chica que ocupa mi corazón: mi hermanita Saray.
Ella me ha hecho sentir vivo, me ha apoyado y ha estado siempre ahí. Tiene quince años, ya es prácticamente una mujer, pero para mí sigue siendo mi pequeña. Ella me lleva a todos lados, me pasea de arriba abajo y gracias a ella —aunque ella no lo sepa— la veo.
Por eso estoy aquí, sentado en esta silla de ruedas frente al mar, mirándola junto a ese joven. Se nota que se quieren muchísimo. Ojalá tuviera y hubiera tenido el valor de decirle un simple hola, eso ya sería un logro para mí.
Pienso muchas veces en como sería ser su novio, qué haríamos, cómo nos amaríamos, etc. Pero luego lo pienso bien, y no sería justo para ella. Ella merece una vida feliz, un hombre que la pueda amar, que le pueda dar hijos, que la salve de algún ladrón o que...
— ¿Otra vez viendo aquella chica? —pregunta divertida mi hermana, sentándose a mi lado, dejando el vaso de leche delante de mí.
— Sí...
—Pues arréglate la camiseta que no tardará en venir.
— ¿Cómo? —pregunto descolocado.
—El chico que está con ella es mi novio. Llevamos junto un par de meses y cuando vi a su hermana no lo podía creer. Le conté que te gustaba su hermana, pero que por miedo nunca te atrevías a hablarle por lo que pudiera decir de ti. Ella nos escuchó y está realmente interesada en conocerte.
Rio tontamente. Acaba de ponerme nervioso—. Si ella no me conoce... qué tiene que estar interesada....
— ¿Sabes? Ella piensa lo mismo de ti. Ella también te mira desde lejos... —Me guiña un ojo y ahí me quedo yo, con una sonrisa bobalicona en los labios y nervioso perdido. La voy a conocer...
"No conocemos a las personas por accidente, todas están destinadas a cruzarse en nuestro camino por alguna razón"
Espero que les haya gustado este relato corto y se haya transmitido lo que he querido desde el principio. Un besazo y muy buena semana :333
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Relatos cortos
RastgeleEste libro no es una novela, es un libro de relatos cortos. Todo lo que se me venga y tenga ganas de escribir lo compartiré con todos vosotros en este pequeño apartado de Relatos Cortos. Espero que lo disfruten.