seis

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el sentimiento de tener el tentador cuerpo de park sobre sus piernas era para yoongi uno de los mejores que podía existir. era tan gratificante que llenaba su cuerpo y su mente al punto de no poder pensar en algo más, en alguien que no fuera él. jimin podía tener el rostro más inocente y lindo que existiera, pero el azabache sabía mejor que nadie que era capaz de quebrantar hasta él hombre más recto.

y, oh, yoongi sabe muy bien el poder del rubio para conseguir lo que quiere, de cualquier manera posible. él era un claro ejemplo de aquello.

la cabeza de jimin estaba apoyada en su hombro, manitas recorriendo su espalda con suavidad, hablando lentamente, con tranquilidad. "mi cabello se está oscureciendo." decía, sus labios acariciando el cuello de yoongi. "tal vez debería teñirlo de otro color."

min soltó un gruñido leve, apretando su agarre sobre la cadera del contrario. "me gusta rubio." jimin rodó los ojos, aunque no lo estuviera viendo. "déjalo así, ¿hmm?"

"como quieras." movió su cabeza para poder besar la marcada quijada de yoongi. "¿no quieres dormir aquí?" cuestionó, subiendo con besos lentos y húmedos hacia los labios del mayor. "así podríamos divertirnos un poco." miraba los rosados belfos con ojos brillantes, repletos de lujuria. "¿qué te parece?"

antes de que pudiera responder, la boca de jimin estaba sobre la suya, mordiendo y rozando el labio inferior con su lengua, pidiendo permiso. yoongi rodó los ojos, pero entreabrió la boca para dar paso al rubio.

no estaba planeando quedarse, nunca lo hacía. el plan era siempre regresar a casa, con su novio.  donde debería estar. sus manos subieron desde la delgada cintura de oro hasta llegar a sus hombros, empujando solo un poco. "no puedo." aquella era siempre su respuesta. jimin frunció el ceño—esa era siempre su reacción. decidió ignorarlo, abalanzándose sobre el azabache otra vez, con más fuerza, más decisión. yoongi lo tomó del cuello, susurrando justo sobre sus labios. "hablo enserio."

jimin gruñó, se alejó del mayor y suspiró. posó sus pequeñas manos en los hombros del contrario, imitando su postura. "eres un aburrido." se quejó, resoplando, una de sus manos subió a su rostro, acariciando la tersa y pálida mejilla.

"y tú un manipulador."


[...]

aveces namjoon sentía la necesidad de amarrarse una soga al cuello y dejarse caer desde la azotea de su edificio. es más, quería hacerlo en ese momento. ¿tendría hoseok una soga? ¿habría acceso a la azotea en su edificio? siempre podía preguntar. o saltar por la ventana.

frente a él, hoseok jugaba con sus dedos en silencio, sumido en sus pensamientos. ninguno de los dos había dicho palabra alguna desde que el moreno entró por la puerta.

cuando estaban juntos, la habitación solía llenarse de silencios cómodos, de miradas indiscretas, sonrisas cómplices. hoy en día namjoon pensaba mucho en su relación. en cómo solía ser, en la manera en la que—sin que lo notara—todo cambió. sus ojos se encontraron con los de jung, y no pudo evitar la sonrisa que se formó en sus labios.

para su sorpresa—de ambos en realidad—el rubio la devolvió.

"lamento aparecerme tan tarde." dijo, desviando su mirada hacia sus zapatos. "yo," tragó. ¿cómo explicarse? "no podía dejar de pensar en..." ¿en él? ¿en ellos? "en algo que vi." hoseok lo miraba expectante, esperando con toda la paciencia del mundo a que nam continuase. "la noche anterior."

"¿mientras estabas conmigo?"

el moreno asintió. luego negó. ¿por qué será tan difícil organizar sus ideas? "no, un poco antes, en realidad." vi a yoongi quería decir. de la mano con un chico. rubio. bajito. no pude ver bien su rostro. pensé que te gustaría saberlo.

sober / namseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora